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El viaducto sobre el río Ulla fue elegido como mejor obra de ingeniería de Galicia

-El Colegio de Ingenieros de Caminos otorga a la actuación el Premio San Telmo 2015 -El puente superó el récord mundial de distancia entre pilares que databa del año 1983

La estructura que une las provincias de Pontevedra y A Coruña necesitó de una inversión de 134 millones de euros. // I. Abella

El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Galicia ha distinguido al viaducto del río Ulla, paso que integra el Eje Atlántico de Alta Velocidad A Coruña-Pontevedra. La construcción ubicada en el término municipal de Catoira ha recibido el Premio San Telmo 2015 a la mejor obra de ingeniería de Galicia. Así lo decidió un jurado integrado por diecisiete prestigiosos profesionales del sector presidido por Ricardo Babío Arcay, decano del colegio.

El propio presidente del jurado quiso destacar "la gran calidad de los trabajos presentados al Premio San Telmo y la profesionalidad de las presentaciones realizadas". Tal fue el nivel de competitividad que incluso el jurado, por primera vez y de forma extraordinaria, decidiese otorgar tres accésit a las otras tres obras presentadas. Concretamente también han sido reconocidas la conexión del corredor Brión-Noia con la carretera AC-550 en Taramancos; la mejora de la operatividad de los muelles comerciales del puerto de Vigo y la remodelación del nudo de O Pino, N-550 y PO-10.

De todas estas actuaciones el jurado destacó su calidad técnica y constructiva, así como la mejora que suponen para la calidad de vida de los gallegos tanto a nivel económico como desde el punto de vista medioambiental. "Además, como novedad, hicimos una exposición con estas obras y los ciudadanos de a pie pudieron votar su obra favorita", explicó Babío Arcay, quien destacó que "más de setecientas personas votaron a través de una aplicación de móvil y se convirtieron en un jurado más del Premio San Telmo".

De la obra ganadora, Babío Arcay destacó que "es récord del mundo en su tipología. Aúna tres complejísimos procesos constructivos diferentes y está perfectamente integrado en un paisaje singular como es la desembocadura del río Ulla. Es una muestra de que la ingeniería gallega está en la vanguardia mundial".

La calidad de la obra se manifiesta, entre otras cosas, en que los tres vanos centrales del puente, es decir distancia entre pilares, son récord del mundo en su tipología con 225, 240 y 225 metros respectivamente. El récord anterior databa de 1983 y era del viaducto de Nantenbach (Alemania), sobre el río Main, con 208 metros en un único vano central.

Esta obra promovida por ADIF comenzó a construirse a finales de 2008 y ha supuesto una inversión de 134 millones de euros. Cuenta con una longitud de 1.620 metros uniendo las provincias de A Coruña y Pontevedra. Un proyecto singular totalmente integrado en el paisaje gracias a la decisión de reducir el número de pilas en el cauce minimizando así el impacto ambiental en las orillas.

Para conseguirlo se emplearon medios auxiliares únicos fabricados ex profeso para la ejecución de este puente. Como ejemplo, se han necesitado más de 20.000 toneladas de acero que se fabricó en tres talleres de montaje en obra de veinte metros de altura. Las piezas que componen el puente, de hasta 300 toneladas de peso, han sido elevadas gracias a carros de multiejes autopropulsados. De hecho, el izado de la dovela cero de las pilas centrales, de 35x17,5 metros y 375 toneladas de peso, supone haber conseguido algo nunca realizado hasta la fecha en ingeniería.

El jurado presidido por Ricardo Babío Arcay, estuvo compuesto por destacadísimos ingenieros como Antonio Fernández Garitaonandía, Ignasi Colominas Esponza, Mari Luz Rivas Díaz, Eloy Fernández-Valdés Martínez-Estéllez, Ignacio Maestro Saavedra, Daniel Núñez Otero, Ignacio Pardo de Vera, Antonio Couceiro Méndez, Eduardo Toba Blanco, José Luis Suárez Gutiérrez, Guillermo Grandío Chao, Miguel Fernández Solís, Juan Alberto Vidal Herrador, José Ignacio Villar, Rubén Estévez Sánchez y Francisco Rosado.

La obra realizada en el estuario del Ulla ha tenido además un impacto de primer orden entre los usuarios del tren.

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