La flota de Cambados prevé iniciar el 16 de noviembre (lunes) la campaña de la vieira en la ría de Arousa, después de que los muestreos de toxinas que se realizaron en los últimos días arrojasen un índice por debajo del máximo permitido.

El cabildo celebró una asamblea con el sector, en la que se indicó que los armadores interesados ya pueden empezar a despachar los barcos para ese día. Además, se concretó que la empresa Porto de Cambados pagará a los armadores 4,75 euros por kilo de vieira. Una cifra sensiblemente superior a la del invierno pasado, cuando el precio había sido de 4 euros el kilo.

El patrón mayor, Ruperto Costa sostiene que la decisión de abrir ya a mediados de noviembre la campaña de la vieira se toma por dos razones principales. La primera es evitar un sobreesfuerzo pesquero sobre una única especie, ya que la apertura de la vieira permitirá diversificar aún más la actividad de la flota, de modo que unos sigan con la volandeira (que abrió el martes pasado), otros se dediquen al centollo (la campaña empieza el lunes) y otros opten por la vieira. Asimismo, la apertura en noviembre permitirá garantizar la existencia de marisco en un momento "en el que hay mucha demanda". Pero la empresa comercializadora, Porto de Cambados -el socio mayoritario es la cofradía- no tiene recurso suficiente para atender esos pedidos debido a la mala campaña del año pasado, marcado por la escasez de vieira.

Así las cosas, la apertura de la extracción en la ría de Arousa supondrá el regreso al mercado de uno de los mariscos gallegos más apreciados, como es la vieira. El marisco de depura y limpia antes de su envasado al vacío. El consumidor tiene la posibilidad de adquirirla tanto en fresco como congelada, y los principales clientes de Porto de Cambados son negocios de restauración y cadenas de distribución de alimentos.

En cualquier caso, en próximas fechas se realizarán nuevas analíticas de toxinas, y la apertura de la campaña se retrasaría en el caso de que los muestreos diesen positivo. Pero en la flota confían en que esto no se produzca, pues la tendencia es que los índices bajos de toxina se mantengan estables durante el otoño y el invierno.