El grovense Anxo López Vergara sufrió un auténtico calvario hace casi nueve años para inscribir a su hijo primogénito con el nombre de Pepe. Era la primera vez que se planteaba el conflicto en un juzgado pues además el niño nació días antes de que entrara en vigor la reforma del Código Civil en la que se incorporaba la posibilidad de elegir nombres distintos a los reconocidos oficialmente, incluso ajenos a los santorales. Ahora está enormemente satisfecho por la decisión y reconoce que apenas se produce alguna anécdota con el nombre del chiquillo, pero de muy fácil solución

-¿Cómo recuerda aquel proceso en el que tuvo que luchar con la Justicia para que reconocieran la inscripción de su hijo con el nombre de Pepe?

-Fue un momento bastante complicado porque el niño nació justo antes de que entrara en vigor la reforma que permitía el uso de apocorísticos de forma oficial. El juez de Cambados se negó rotundamente a inscribirlo y nos obligó a presentar recurso ante la Fiscalía y casi ante el Registro general en Madrid. Al final no fue necesaria tanta burocracia y se aceptó la inscripción porque en Pontevedra nos dieron la razón.

-¿Por qué eligieron el nombre de Pepe para su hijo?

-Quisimos ponerle Pepe porque era el nombre con el que todo el mundo conocía a su abuelo en O Grove. Era un nombre que teníamos muy asumido e interiorizado.

-¿No se arrepintieron nunca de haber tomado esa decisión?

-Al contrario. Nos ha provocado una gran satisfacción pues para el niño es un auténtico orgullo ser el único que puede presumir del nombre oficial de Pepe tanto en el colegio como en otros ámbitos.

-¿Nunca tuvo problemas a la hora de que reconocieran ese nombre como oficial, bien en el colegio o en un centro de salud...?

-En O Grove todo el mundo sabe ya que el niño se llama solo Pepe. Es cierto que hay algunas personas que aún se sorprenden y quieren saber si es José, pero le explicamos que su nombre es Pepe y lo entienden.

-¿Recomienda a otros padres que pongan un apocorístico a sus hijos?

-Por supuesto que recomiendo que elijan el nombre que a ellos más les guste y que luchen como hice yo, si les hace falta.

-Usted también se llama Anxo, nombre que figura en su DNI ¿Cuándo tomó esa decisión de cambiar el nombre?

-Efectivamente, al nacer, me pusieron de nombre Ángel pero al instaurarse la Democracia opté por el nombre en gallego. Fue un proceso distinto al de Pepe, pero estaba convencido de que mi nombre siempre había sido Anxo, por lo que en mi carné de identidad es el que figura oficialmente.

-¿Y no le preocupa que en el futuro alguien se pueda burlar del nombre de su hijo o incluso que empleen un diminutivo con intenciones despectivas?

-En absoluto. Con todos los nombres puede pasar algo así. De hecho cuando era más niño había quien le llamaba Pepito, pero no dejan de ser chiquilladas. La familia está enormemente satisfecha con haberle puesto el nombre de Pepe y de hecho ahora, en O Grove, todos me conocen como el padre de Pepe. Ya muy pocos me llaman Anxo. Y Pepe es muy consciente de ese protagonismo.