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Guerra abierta contra la pesca ilegal en Galicia

La inminente campaña del centollo provoca un repunte del "furtivismo legal" en las rías

Se trata de la actividad que practican los profesionales del sector que no dudan en aprovechar tal condición para extraer producto aún en veda - Gardacostas intensifica el ritmo de decomisos del preciado crustáceo

Efectivos de Gardacostas de Galicia dedicados a salvamento y lucha contra el furtivismo, en un operativo a bordo del helicóptero Pesca I. // Iñaki Abella

La inminente apertura de la campaña de pesca del centollo en Galicia -comienza el día 8 en la provincia de Pontevedra- e incluso la cada vez más cercana Navidad hacen que en otoño aumente de forma notable en las rías la presencia y el trabajo del considerado "furtivo legal".

Se trata de personas que también actúan con fuerza en temporada estival -aprovechando la presencia de turistas y la demanda de los restaurantes para colocar mariscos en veda- y que no dudan en ampararse en su condición de pescadores o mariscadores profesionales para extraer esos productos vedados o de talla antirreglamentaria.

Ayer, sin ir más lejos, se daba cuenta de que Gardacostas de Galicia y Guardia Civil del Mar se habían incautado el día anterior en Arousa de una docena de salabardos en cuyo interior había 252 kilos de centollo, 22 kilos de reloj y 6 de nécora. Pero es que al margen de ese decomiso efectuado el miércoles resulta que ayer se hizo otro, también en la ría arousana y de nuevo con el preciado crustáceo entre las especies intervenidas.

Demasiado frecuente

No se trata de ninguna casualidad, ni mucho menos de hechos aislados. Lo sucedido estos días constituye una escena demasiado frecuente y es solo un ejemplo que permite al lector hacerse una idea de la importante cantidad de productos que pueden pescarse cada jornada de forma ilegal, tanto en Arousa como en las demás rías gallegas.

Lo que hacen algunos pescadores, como se explicó en otras ocasiones, es aprovechar las semanas previas a la apertura de la campaña del centollo para guardar el producto que llega a sus redes.

¿Captura accidental?

En lugar de devolverlo al mar, en caso de captura accidental, esos "furtivos legales" lo introducen en salabardos, jaulas u otros recipientes que después cuelgan de barcos, bateas o pantalanes flotantes para que el crustáceo permanezca vivo dentro del agua a la espera de venderlo clandestinamente, tanto ahora, antes de que termine la veda, como una vez iniciada la temporada oficial de pesca.

Ya lo advertía el informe titulado "El furtivismo marino y su incidencia en la comunidad autónoma de Galicia", presentado en 2011 y elaborado por la Guardia Civil a petición de la Fiscalía Superior de Galicia.

En ese documento, diseñado a través del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) en colaboración con la Consellería do Mar -se elaboró antes de que el furtivismo fuera tipificado como delito- se hace especial hincapié en el grave perjuicio que causa el "furtivo legal", por tratarse de "un tipo de furtivismo silencioso, que pasa más desapercibido y llega a unos niveles altos de fraude", asegura la benemérita.

Ya advertía por aquel entonces la Guardia Civil que "en esta tipología de furtivismo -el 'legal'- el producto se obtiene al superar los topes máximos de captura permitidos" o al recoger los productos "en zonas prohibidas o fuera de horarios y fechas autorizadas", como sucede en la actualidad con la pesca de centollo.

Son capturas "que no pasan por lonja y se venden en un mercado paralelo o directamente a particulares".

Esta circunstancia, en buena lógica, conlleva una sobreexplotación del recurso, además de convertirse en un acto de competencia desleal para los pescadores profesionales que obran de buena fe. A la esquilmación del caladero hay que añadir los problemas económicos causados al sector, ya que la venta -como también la adquisición- de crustáceo ilegal merma los ingresos por la venta del producto legalmente obtenido.

Habitual en Arousa

Precisamente, en el informe "El furtivismo marino y su incidencia en la comunidad autónoma de Galicia", la Guardia Civil relaciona la actividad y la figura del "furtivo legal" tanto con la captura del centollo como con la ría de Arousa.

Los autores del estudio aluden así a "los profesionales que capturan especies en veda adelantándose a la fecha de apertura", a lo que añaden que "es el caso del centollo en la ría de Arousa, donde la principal responsabilidad recae en la flota".

Esto se debe, como detallan en su informe los guardias Miguel Ángel González Arias, Francisco Javier Molano Martín y Carlos Bandín Buján, a que "algunos pescadores no dudan en aprovechar su actividad diaria para recoger este producto", el cual comercializan directamente, al regresar a puerto, o que guardan en jaulas, salabardos y demás utensilios "a la espera de que finalice su veda".

Así las cosas, Arousa juega un papel decisivo, no solo porque en sus lonjas se registren las descargas legales de centollo más importantes durante la campaña -con O Grove como referencia-, sino porque se trata de una de las rías gallegas donde la actividad furtiva es mayor, especialmente en lo que se refiere a moluscos bivalvos.

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