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El cura: "San Miguel no es una marioneta; ahora bajarlo al pazo ya no tiene sentido"

Tanto el párroco Daniel Espiño como el Arzobispado justifican que el santo ya no se guarde en A Golpelleira y, por ello, "no parece lógico" que participe en actos no litúrgicos

Este año fue el último en que se bajará el santo al pazo da Golpelleira por orden de la Iglesia. // Noé Parga

El cura encargado de la capilla de Trabanca Badiña, Daniel Espiño, considera que desde que la imagen de San Miguel se guarda durante todo el año en la capilla del barrio, "religiosamente no tiene sentido" continuar bajando al santo al pazo de A Golpelleira. "No es una marioneta", agrega el párroco, sorprendido con el malestar generado entre algunos vecinos por la decisión que anunció en la misa previa a la procesión. "Nadie me dijo nada, ni la comisión de fiestas ni tampoco los vecinos", comenta Espiño.

El cura asegura que San Miguel continuará saliendo en procesión por las calles de Trabanca Badiña, pero el próximo año no bajará al pazo. "Eso ya no es procesión", sentencia. ¿Entonces por qué el traslado de la talla a A Golpelleira es una tradición que atesora tantas décadas? Daniel Espiño lo explica. Y es que advierte que es necesario conocer los hechos históricos para comprender la decisión tomada por la Iglesia. "La primitiva capilla albergaba el santo desde tiempo inmemorial. Hace doscientos años, durante la invasión de los franceses, se saqueaban iglesias. Al parecer la imagen apareció en una gruta y la metieron en la iglesia del pazo da Golpelleira, para así asegurarla de los saqueos", cuenta el cura.

Según su relato, durante las fiestas se iba a buscar el santo al pazo para llevarlo a la capilla del barrio, y después de los actos religiosos se devolvía a la casa solariega, donde permanecía custodiado el resto del año.

Pero hace unos años, "cuatro o cinco, no recuerdo bien" -precisa Espiño-, un grupo de vecinos habló con la propiedad de A Golpelleira para devolver la imagen a su sitio original: la iglesia de Trabanca Badiña. Se consultó a otros residentes del lugar y "la mayoría dijeron que sí". Por tanto el regreso de San Miguel a la capilla primitiva se realizó con el consenso de los vecinos. "La Iglesia en todo esto no se metió para nada", destaca el sacerdote.

Espiño considera que mientras que el pazo albergaba la talla, tenía sentido el hecho de sacarlo del pazo en las fiestas, con su subida y bajada, pero una vez que ya permanece durante todo el año en la capilla de Trabanca, insiste en que la visita al pazo carece de carácter religioso.

Seguirá yendo en procesión

En este sentido, fuentes oficiales del Arzobispado de Santiago coinciden en que "San Miguel seguirá saliendo en procesión, y la única salvedad es que, al ser una imagen sagrada, no parece lógico que participe en actos que no sean estrictamente litúrgicos".

Espiño, de acuerdo con el sacerdote José Torrado, responsable de la parroquia de Santa Eulalia de Arealonga -a la que pertenece Trabanca Badiña-, consultaron el asunto a sus superiores, que le confirmaron en una carta enviada por la Vicaría de Pontevedra, que efectivamente el próximo año San Miguel no participará en la visita al pazo. No obstante, el cura encargado de la capilla de Trabanca agradece a la familia de A Golpelleira la acogida que realizó durante tantos años de la imagen.

Daniel Espiño recuerda que el santo es propiedad de la Iglesia y que por tanto la entidad eclesiástica "tiene poder jurídico sobre sus bienes" para tomar las decisiones que crea oportunas. Además -agrega- "la mayoría de vecinos están de acuerdo en que el santo ya no baje al pazo".

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