La mejora estética de la plaza de la verdura de Vilagarcía ya tiene fecha. Las obras arrancan la próxima semana y se prolongarán durante todo el mes de octubre, según apunta el portavoz de la asociación de labradoras, que ayer mantuvo un encuentro con la concejala de Urbanismo, Paola María Mochales, y un representante de la empresa adjudicataria de los trabajos para abordar la ejecución de los mismos.

A principios de septiembre la edil socialista y el propio alcalde, Alberto Varela, recibieron por primera vez a las vendedoras, que salieron, al igual que ayer, muy satisfechas de la reunión. En el primer caso porque el regidor les garantizó que mantendría en pie el edificio de la verdura, y no solo eso, sino que lo potenciaría y modernizaría con unas obras dotadas de 80.000 euros; y en el segundo, porque ese compromiso se ha hecho realidad con la adjudicación de la actuación y su inminente comienzo.

Según el abogado de la asociación de las vendedoras de la plaza de la verdura, José Fernández, los trabajos consistirán en reponer la capa antideslizante del suelo (actualmente es azul y está deteriorada, y el colectivo propone colocar una verde), retirar los viejos azulejos de las paredes, pulir los puestos de mármol, pintar el techo y renovar toda la cartelería.

Solo está pendiente determinar los colores que se utilizarán para la reforma, un detalle del que la asociación de labradoras espera ser informada antes de que comiencen las obras.

Las vendedoras prepararán una reinauguración de las remozadas instalaciones a la que ya han puesto fecha: será el 31 de octubre. De este modo, la plaza podrá ofrecer una nueva imagen en su 50 aniversario, que se celebra en 2016.

El edificio fue inaugurado el 22 de mayo de 1966, después de que el alcalde Jacobo Rey Daviña consiguiese financiación en 1964 para construirlo como una ampliación del mercado de abastos para acoger a las vendedoras de hortalizas. Pero por distintos avatares a lo largo de los años, no fue hasta 2012 cuando las campesinas se instalaron en ese inmueble que medio siglo antes se había proyectado para ellas. Tras el miedo que tenían a que se derribase el edificio -así lo preveía el bipartito de PSOE y BNG-, tanto el gobierno del PP como el actual del PSOE garantizaron que seguirá en pie. Por tanto el fantasma de demolición ya es historia.