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Progenitores del Rosalía de Castro se niegan a esperar otro año para que les arreglen el colegio

El alcalde manifiesta que en la Xunta le dijeron que incluirán la obra en los próximos presupuestos

Padres asistentes a la reunión celebrada ayer en el Rosalía de Castro. // Muñiz

El alcalde de O Grove, José Cacabelos se reunió en la tarde de ayer en el colegio Rosalía de Castro con profesores, directivos y padres de alumnos del centro para explicarles la situación del mismo. El colegio tiene prácticamente cerrado uno de sus patios debido a los desprendimientos que se produjeron en dos de sus fachadas, y según el regidor la Xunta de Galicia le ha dicho que incluirán la obra en los presupuestos de 2016.

Esto podría significar, según el primer edil grovense, que los trabajos de reparación no se iniciarían hasta el año próximo, pero esa es una opción que disgustaría profundamente a los padres.

La presidenta de la ANPA, Concepción Torres dijo que "hoy mismo (por ayer) nos convocaron a una reunión en la Delegación de la Xunta en Pontevedra. Vamos a esperar a hablar con ellos para hacer valoraciones, pero lo que tenemos claro es que los padres no vamos a aceptar que la obra empiece el año que viene, sobre todo cuando este es un problema que ya empezó en mayo".

Concepción Torres añade que tras la reunión en Pontevedra con la administración convocarán otra con el resto de padres para explicarles la situación.

La Xunta de Galicia se ha comprometido a realizar las obras de mejora en el Rosalía de Castro, que los técnicos han presupuestado en 35.000 euros, pero no han concretado fecha alguna de inicio del proyecto. Ni siquiera lo hicieron tras la denuncia pública que efectuó a principios de esta semana el BNG de O Grove, alarmado por el hecho de que el Rosalía de Castro tenga valladas dos de sus fachadas por anteriores desprendimientos en pleno inicio del curso escolar.

Los técnicos descartan que puedan volver a producirse desprendimientos, pero por seguridad se ha optado por mantener las vallas en el patio de Conchases. Esta situación impide dar la vuelta al colegio por ese patio, aunque la dirección ha habilitado una fila especial para que los padres con hijos en diferentes alas del centro los puedan recoger allí. Eso obligará a que haya profesores de guardia vigilando en las puertas, y a cambiar de sitio las clases de Educación Física.

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