Redouane Meffouf nació en Marruecos hace 36 años y siempre quiso aprender a tocar algún instrumento, pero nunca encontró la oportunidad de hacerlo. Hasta que hace un año se matriculó en la Escola de Gaitas de la Diputación de Pontevedra, y comenzó a acudir a las clases que se impartían dos tardes a la semana en la casa da cultura de Corón (Vilanova).

Este hombre, que tiene la doble nacionalidad marroquí y española, afirma ahora con pesar que "a lo mejor dejo la música", después de enterarse de que la Diputación ha decidido cancelar su colaboración económica con la asociación que gestionaba las cinco sedes de la Escola de Gaitas, entre ellas la de Vilanova. "Es una pena", afirma Meffouf, que empezó con la flauta, pero que no tardó mucho en pasarse a la gaita "porque se me dio bien", y ya era capaz de interpretar varios temas con este instrumento.

La escuela provincial de gaitas funciona en Pontevedra desde hace una década, pero la nueva dirección de la Diputación no ha querido renovar su convenio de colaboración con la asociación que la gestionaba porque entiende que la formación que imparte no es reglada -como sí ocurre con un conservatorio-, y que su filosofía pasa por dejar de conceder ayudas directas a colectivos, y por transferir ese dinero a los concellos, que serán después los que decidan a qué asociaciones o actividades financian.

Esta medida deja en el aire la formación de unas 700 personas que estudiaban gaita u otros instrumentos tradicionales en las cinco sedes de la escuela -Vigo, Pontevedra, Cangas, Lalín y Vilanova-, de las cuales medio centenar de ellas lo hacían en la sede arousana. Muchos de ellos tuvieron en Corón su primer contacto con la música, como el caso de Redouane Meffouf. "Siempre quise aprender música, pero nunca había encontrado la oportunidad". Su caso es similar al de David Janza, un vilagarciano de 45 años que también se matriculó por primera vez en la escuela en el verano de 2014, y que confiesa que si no se arreglan las cosas posiblemente deje de estudiar música "porque gastar 50 o 60 euros al mes por una clase particular a la semana me parece una barbaridad".

Y es que la escuela de Corón tenía muchas ventajas, al estar financiada en gran parte por la Diputación. Los alumnos solo pagaban la matrícula inicial, de 25 euros; recibían dos clases semanales, y una parte del horario lectivo se dedicaba al solfeo, con lo que también recibían las bases para aprender a tocar en el futuro otros instrumentos; y el primer año no tenían que comprar la gaita, por si al final no les gustaba y querían dejarlo. Janza cuenta que "siempre me hizo ilusión saber tocar la gaita, y me matriculé en un momento en el que mi trabajo me lo permitió por horario", y afirma sentirse bastante molesto con la posible desaparición de la escuela. "Los niños y los demás alumnos no entendemos de siglas políticas".

Otro alumno es Manuel Oubiña, de 30 años y vecino de A Illa. Ya lleva seis cursos en la escuela y se muestra muy apenado ante la posibilidad del cierre de la escuela. "Me siento un poco como que me dejan tirado, tanto a mí como al resto de mis compañeros, y no entiendo muy bien las razones". Dice que si la escuela no vuelve a abrir en Corón quizás se anota a clases en la asociación Dorna de A Illa.

El presidente de la asociación, Hipólito Cabezas, contesta al diputado Xosé Leal que no tuvieron trato de favor por parte del anterior gobierno de la Diputación. "Me molesta que digan eso y me parece una falta de respeto al trabajo que se hizo. Es cierto que ahora estábamos trabajando con un convenio, pero antes ganamos dos concursos públicos", señala, para añadir que "las cosas hay que hacerlas despacio y bien. No se puede entrar como elefante en una chatarrería".