Quienes el domingo que viene participen en la "Ruta dos Muiños de Auga" que organiza el programa "Gozando do Ulla" van a poder descubrir la enorme riqueza que encierra el LIC Sistema Fluvial Ulla-Deza, perteneciente a la Red Natura 2000, en el Concello de Catoira.

Esta localidad se presenta como "Tierra de Molinos", explicándose en las diferentes rutas interpretativas de la localidad que "en Galicia, desde la llegada de la agricultura hasta nuestros días, existieron diversos tipos de molinos: de río, de mareas, de viento, manuales y eléctricos", siendo los de marea y los eólicos "los menos comunes en esta tierra de los mil ríos".

Pero "la riqueza patrimonial de Catoira es tan importante" que tiene ejemplos de los dos, pues dispone de un molino de mareas, llamado "O do Cura" y de los molinos de viento de la parroquia de Abalo, "únicos en Europa junto con los de Monte Beiro (Valga) por su doble sistema de aspas".

El "Muiño do Cura" o de Machón, tiene también un sistema único, "puesto que aprovecha tanto el agua de las mareas como la del río Catoira mediante un sistema de compuertas que retenía las aguas del mar o del río para, posteriormente, cuando la presa estaba llena, abrir los pasos y disponer de suficiente caudal" para mover sus diferentes piezas.

Se desconoce cuándo se edificó exactamente, "pero en 1873, cuando se construyó la vía de ferrocarril Santiago-Carril, ya estaba operativo".

En los paneles informativos instalados por el Concello, la Unión Europea y la Xunta a lo largo del río Catoira -al menos en los que aún siguen en pie tras el paso de los vándalos por el lugar-, puede leerse que "aunque parezca que en Galicia siempre sobra agua, no hay que olvidar que el agua dulce es un bien escaso, y lo fue también para nuestros antepasados". Así, "en los meses de verano, a partir del día de San Benito, las fincas tenían que ser regadas, y eso implicaba una perfecta organización de todo el río, desde su curso alto hasta la desembocadura", ya que regando de forma descontrolada las tierras altas no habría caudal para las bajas ni para los molinos".

Fue así como "se establecieron sistemas de horarios y, sobre todo, se realizaba la molienda por las noches, cuando no era hora de riego, pero sí de fiesta". Esto es lo que lleva a explicar que "los molinos fomentaban las relaciones sociales y eran lugares de alegría e incluso de romances".

De este modo Catoira trata de mantener viva su historia y su patrimonio, del que los molinos de mareas, viento y agua son parte esencial.