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La migración otoñal hacia África centra la mirada de los ornitólogos en O Grove

Las aves procedentes del centro y el norte de Europa se detienen a pasar el invierno en el complejo intermareal o lo usan para reponer fuerzas antes de continuar viaje hacia el sur

Una bandada de ánades en aguas del complejo intermareal. // Muñiz

El número de aves aumenta en esta época del año en el Complejo Intermareal Umia-O Grove, que en invierno alberga unos 13.000 individuos. Las ensenadas de O Bao y A Toxa, el istmo de A Lanzada y la laguna Bodeira, en la localidad grovense, al igual que Punta Carreirón (A Illa), Saco de Fefiñáns (Cambados), O Esteiro (Vilanova) o la desembocadura del Umia son algunos de los espacios naturales que durante las próximas semanas van a recibir la visita de las aves procedentes del centro, el norte y el oeste de Europa, que como cada año realizan su desplazamiento migracional postnupcial u otoñal.

Este espectacular movimiento de aves hace que las miradas de los ornitólogos y los amantes de la naturaleza en general se detengan ahora más que nunca sobre la península grovense, una plataforma de observación privilegiada tanto con esta migración otoñal como llegado el momento del viaje primaveral que realizarán los pájaros para regresar a sus zonas de cría.

Son muchas las aves que eligen esta localidad para pasar los meses de frío, pero muchas más las que la utilizan como escala, deteniéndose para alimentarse, descansar y reponer fuerzas antes de seguir viaje hacia sus cuarteles de invierno en el continente africano.

Momento idóneo

Así pues, los observatorios camuflados en diferentes lugares de O Grove para ver las aves sin ser visto -lo mejor es hacerlo cuatro horas después de la pleamar-, y sobre todo sin molestarlas, cobran ahora un protagonismo especial, sobre todo en el caso de los situados en el istmo de A Lanzada y la isla de A Toxa, orientados hacia la ensenada.

El Proyecto de Inversión Ornitológica (PIO) de O Grove se hace eco de este llamativo desplazamiento animal para decir que "estas fechas son idóneas para disfrutar de la migración de otoño de las aves" y destacar que "uno de los mejores puntos de esta península para ver este paso del final del verano está en A Toxa".

Más concretamente en el aparcamiento de autobuses situado en el suroeste de la isla grovense, "hay un cómodo lugar para observar las aves que hacen un alto en el camino para descansar y alimentarse antes de continuar su viaje", de tal forma que pueden verse de cerca "ostreros euroasiáticos en números elevados, pues ya se han censado en torno a los 300", junto a correlimos comunes (Calidris alpina), correlimos tridáctilos (Calidris alba), correlimos gordos (Calidris canutus), chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula), zarapitos trinadores (Numenius phaeopus), archibebe claro (Tringa nebularia), agujas colinegras (Limosa limosa) y colipintas, zarapitos reales, archibebes comunes, chorlitos grises (Pluvialis squatarola) -todavía con su vistoso plumaje nupcial- y vuelvepiedras (Arenaria interpres).

Garzas y patos

Aunque hay otras muchas especies a las que prestar atención, entre ellas "garzas reales y alguna garceta grande que se camufla entre sus parientes zancudas".

Sin olvidar a los patos -destacan los ánades reales (Anas platyrhynchos), silbones (Anas penelope) y rabudos (Anas acuta)-, al cormorán grande o gaviotas patiamarillas, sombrías, reidoras (Chroicocephalus ridibundus), cabecinegras y argénteas, que comparten protagonismo, según destacan en el PIO, con gaviones atlánticos y charrancitos.

Mención especial merecen las espátulas (Platalea leucorodia), a las que el PIO define como "reinas de la ensenada" de A Toxa "y que poco a poco aumentan en número hasta llegar al pico migratorio en el mes de octubre, con más de 300 ejemplares".

Al aludir a las especies que pueden verse en esta época del año hay que detenerse a analizar el papel que juegan la garceta común y el charrán patinegro (Sterna sandvicensis), un ave marina "elegante, de color gris pálido uniforme, que se diferencia de las gaviotas por ser más esbelta, tener las alas más largas y puntiagudas y la cola ahorquillada", explican en el PIO.

Con un penacho negro que corona su cabeza, el charrán presenta un pico fino, negro y con la punta amarilla. En su recorrido a los cuarteles invernantes de África occidental y austral se detiene en O Grove para "patrullar mirando siempre al mar" y pescar de un modo ciertamente llamativo, pues "realiza giros y se lanza en picado, con gran maestría, desde una altura de 10 o 15 metros para capturar los pequeños peces que se mueven cerca de la superficie", detalla el PIO, dependiente de la concejalía de Medio Ambiente de O Grove.

Este charrán es una especie "escasa" en España durante el invierno, pero puede vérsele pescar cerca de puertos como los de O Corgo, Meloxo y Pedras Negras, "o descansando en playas arenosas cercanas a humedales, en la desembocadura del Umia, en A Toxa y en las bateas de mejillón".

En cuanto a la garceta común (Egretta garzetta), que tiene en O Grove su única colonia en Galicia, es una zancuda blanca, de mediano tamaño, cuya importante población se ve reforzada ahora con la llegada de los ejemplares procedentes del norte de Europa.

En O Grove llegan a reunirse alrededor de 300 ejemplares de garceta común, que puede observarse en la ensenada del complejo intermareal, la desembocadura del Umia y el sur de A Toxa.

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