La parroquia de Rubiáns se tiñó de todos los colores posibles en una celebración carnavalesca que se enmarca, desde hace ya varios años, en las fiestas que esta localidad celebra en honor a Santa Plácida y San Ramón y que han durado tres días.
El tradicional desfile de carrozas, una de las actividades más esperadas por los vecinos del lugar, ofreció su toque alegre y original a la jornada que completaba el programa.
Cualquier idea o material resultaba aprovechable cuando el gran objetivo era abandonar la careta del día a día y adoptar un papel distinto e irreverente.
Este evento permitía observar cómo circulaban frente a los asistentes grupos numerosos que representaban a otros colectivos reconocibles. La mayor parte empezaba su recorrido frente al colegio público, y todos se dirigían hacia el campo de la fiesta, donde se concentraba la multitud.
Los piratas tomaron Rubiáns // Iñaki Abella
La comitiva unió a individuos caracterizados como indios y piratas, dos clásicos casi imprescindibles en este tipo de propuestas. En el mismo trayecto aparecieron participantes que decidieron utilizar bolsas de basura para crear sus disfraces, haciendo así de la necesidad virtud.
Otros optaron por probar una prenda tan controvertida como el burka, y un gigante consiguió destacar entre el grupo, pese a que los travestis más desatados también llamaron la atención del público asistente.
Los más fieles a la fiesta se encargaron de engrosar cada conjunto con la intención, además, de integrar a gente de todas edades. "Hay gente jubilada desfilando junto a críos, porque queremos que los más jóvenes vayan tomando el relevo", explica la comisión organizadora.
El vecino advierte de las dificultades "cada vez mayores" de sacar adelante esta fiesta, pero subraya la implicación de los vecinos y asegura que "se continuará con estas tradiciones mientras sea posible".
Uno de los grandes retos de la comisión de fiestas, según revela el organizador, consiste en "recuperar algunos juegos tradiciones", a lo que se añadiría la creación de un obsequio a modo de regalo para todas las carrozas que se animen a cubrir el desfile.
Los oficios religiosos también ocuparon un espacio importante, ya que a mediodía se honró a los difuntos de la parroquia con una misa rezada, y la noche concluyó con una nueva verbena.
