Otro de los indicadores que mide la evolución demográfica de los territorios son las migraciones. En el caso de O Salnés, a lo largo del año pasado se marcharon 3.582 ciudadanos, la mayor "fuga" poblacional que el Instituto Galego de Estadística (IGE) ha registrado hasta el momento -los datos que ofrece de este parámetro comienzan en 1990-.
Y a este desesperanzador dato para la demografía arousana se une que pese a que el número de nuevos vecinos también ha crecido, no consigue compensar el de habitantes que se mudan a otros municipios, lo que se traduce en un saldo migratorio negativo de 341 personas, el más elevado de los últimos 24 años.
Tradicionalmente, O Salnés siempre ha recibido a más residentes de los que ha perdido por trasladar su domicilio a otros lugares. Esta tendencia positiva para el crecimiento poblacional de la comarca se mantuvo hasta 2012, a excepción de 1996, cuando el saldo migratorio se situó en -136. Desde ese año, en los ayuntamientos salinienses se empadronó en cada uno de los ejercicios sucesivos más gente de la que se dio de baja por razones de cambio de residencia.
Pero en 2013 fue más alta la cantidad de vecinos que emigró de O Salnés que las personas que iniciaron una nueva etapa de su vida en la comarca. El saldo negativo fue de 159, una situación que en 2014 se agravó al incrementarse la diferencia a -341.
La inmensa mayoría de los movimientos migratorios desde y hacia O Salnés se producen dentro de la comunidad gallega, lo que se denomina emigración e inmigración interna, con 2.284 y 2.240 desplazamientos respectivamente.
