Los más de 6.000 viticultores y las 180 bodegas que integran la Denominación de Origen Rías Baixas afrontan momentos decisivos. Las máquinas de prensado y los tanques de almacenamiento del mosto -de acero o de madera- se preparan a conciencia, e incluso se instalan algunos nuevos, en previsión de una vendimia abundante. Las cajas que pronto se verán en los viñedos se limpian y apilan, a la espera de ser trasladadas al campo. Y como no, los tractores, las tijeras y todo el material preciso para afrontar la recolección están a punto ya o bien reciben los últimos retoques. "Es un momento decisivo y muy importante para todos", explica Isidoro Serantes desde bodegas Bouza do Rei. "En nuestro caso lo dejaremos todo a punto a lo largo de la semana para empezar a vendimiar a partir del 14, pero puede decirse que la maquinaria está en marcha y que pronto tendremos la uva a buen recaudo", manifiesta este experimentado bodeguero arousano.

Lo cierto es que las operaciones propias de la vendimia y posterior proceso de vinificación encierran más complejidad de la que se cree, y desde luego son precisos los máximos cuidados en tres etapas fundamentales, como son la prefermentativa, la fermentativa y la postfermentativa. Hay que recoger las uvas, corregir los mostos, encubar, separar el vino y afrontar las fermentaciones finales antes de obtener el producto deseado.