La romería de Santa Baia es una fiesta campestre muy familiar cuya singularidad se centra en el acto de confraternización de los vecinos de Ribadumia con los portugueses de Pixeiro y Macieira, quienes desde hace 32 años acuden a la tradicional fiesta.
A mediodía ya había medio millar de personas en la carballeira. Empezaba a animarse la romería gracias al selecto repertorio de la Agrupación Músicocultural que cerró su actuación con un animado "Paquito, el chocolatero".
Luego se presentó la fiesta dedicada a la patrona de Ribadumia, Santa Baia, cuya romería ya forma parte del tradicional calendario de fiestas del verano pues, aunque modesta, incluye actuaciones de diversos grupos de la comarca como A Vertula y también procedentes del vecino país portugués.
La romería comenzó con una misa solemne de campaña, dirigida por el veterano párroco de la localidad, Dositeo Valiñas, y concelebrada por sacerdotes de la comarca y de las localidades lusas de Pixeiros y Macieira, además de cantada por la coral parroquial.
Luego, a eso de las dos de la tarde, comenzó el ambiente de fiesta propiamente dicho, pues las familias se reunieron en torno a las mesas dispuestas a lo largo y ancho de la carballeira para disfrutar de una comida campestre especial.
"Hemos venido con churrasco para asar en la carballeira y la organización repartirá empanada", explicaba uno de los integrantes de la asociación caballar de O Mosteiro "Picaespuela". El grupo acude desde hace años con una veintena de caballos "para disfrutar de esta fiesta" y a la vez promover las rutas ecuestres.
Quienes también acudieron a la tradicional cita festiva fueron los integrantes del gobierno de Ribadumia con el alcalde, David Castro y su teniente de alcalde, Enrique Oubiña a la cabeza, así como la portavoz del principal grupo de la oposición, la popular Salomé Peña.
A su alrededor decenas de familias de la localidad que acudieron a la carballeira con la comida "prácticamente hecha", pues la organización también ofrecía alguno de los productos que se degustaron en la fiesta.
Había asimismo la posibilidad de disfrutar de un exquisito pulpo a feira, que sirvió una reputada pulpeira que lo hace al estilo de O Carballiño y que cortó rodajas a discreción.
Luego, por la tarde, llegó la hora del entretenimiento. Tanto niños como adultos tuvieron ocasión de bailar, jugar con los hinchables o deleitarse con la música de A Vertula y otros seis grupos distintos. No faltaron los juegos populares en un día espectacular en el que casi se rozaron los 30 grados de temperatura. El éxito fue "moito obrigado".
