La cofradía de Cambados acusa a tres de los trabajadores de la lonja de vender marisco ilegalmente a al menos un restaurante de la localidad. Fuentes solventes indican que la junta general del pósito celebró una reunión el lunes por la noche, en la que se decidió despedir a estas tres personas por la supuesta comisión de una falta grave. El despido afecta por lo tanto a la mitad de la plantilla de la lonja, y parece ser que se hará efectivo a finales de la presente semana.

FARO ha podido saber que la cofradía incluso dispondría de grabaciones de vídeo que avalarían su acusación contra los operarios a los que atribuyen la venta irregular de marisco a un conocido restaurante de la zona.

Según una de las versiones existentes, los hombres se hacían con marisco que llegaba a la lonja pero que no se podía subastar porque no alcanzaba la talla reglamentaria, pero en vez de devolverlo al mar, como establece la ley, lo guardaban para venderlo posteriormente en al menos un establecimiento hostelero. No obstante, en la cofradía está circulando otra versión muy diferente, según la cual los despidos obedecerían a una revancha personal o con cariz político de la dirección del pósito contra los afectados o incluso contra el restaurante que supuestamente compró el marisco por este cauce ilegal.

El patrón mayor, Ruperto Costa ha declinado realizar declaraciones sobre este delicado asunto que afecta tanto a la imagen de la cofradía como a la de la hostelería y las depuradoras de Cambados.

Mientras tanto, los operarios que presumiblemente recibirán la carta de despido en las próximas horas siguen trabajando en la lonja.

Garantizar la trazabilidad

Por la cofradía circula una segunda versión completamente diferente de la que esgrime la dirección del pósito. Fuentes consultadas indican que para adquirir almeja, el establecimiento hostelero tendría que habérsela comprado a una depuradora, que es la que tendría que haberla adquirido a su vez en la lonja, pero que en ocasiones los restaurantes se saltan este paso para ahorrar tiempo y no tener que acudir a la depuradora. Eso sí, lo hacen con el consentimiento de una de ellas, hasta el extremo de que compran el producto en la lonja a nombre de la depuradora, y se la pagan a esta empresa, para que ésta a su vez ingrese después el dinero en la cuenta de la cofradía.

Se trata de un procedimiento irregular, puesto que aunque sobre el papel se garantice la trazabilidad del marisco, en la práctica ésta no se ha cumplido porque la almeja no pasó por la depuradora. "Es algo que suele hacerse en todas partes desde siempre, y que yo sepa nunca se despidió a nadie por eso", afirma un destacado armador cambadés conocedor del caso. Esta misma persona añade que "esa almeja se pagó y el dinero se ingresó en las cuentas de la lonja. Aquí nadie ha robado almeja ni se ha quedado con dinero".

El equipo de Ruperto Costa considera sin embargo que los hechos atribuidos a los trabajadores sí tienen la suficiente gravedad como para proceder a su despido. El asunto se sometió a votación en la junta general del lunes, y el grupo afín al patrón mayor optó por mostrar mano firme con los trabajadores. Los marineros críticos con la dirección del pósito se oponían a la medida, al considerarla injusta y desproporcionada.

Sea como fuere, estos hechos ponen una vez más en tela de juicio a determinadas empresas a la hora de garantizar la trazabilidad de los productos del mar. Y es que aunque los que recurren a cauces irregulares sean un porcentaje mínimo del total de empresas, este tipo de episodios suelen empañar la imagen de todas ellas. Sobre esto, es habitual el debate sobre el papel que juegan todos los ciudadanos, incluidos algunos negocios de hostelería, en el mantenimiento de otra infracción grave: el furtivismo.