El municipio de Vilagarcía presume este verano de dos arenales donde ondean banderas con el color más representativo de esta estación. Este distintivo, concedido por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), ha premiado la calidad ambiental, así como los servicios y la seguridad, de las playas de O Preguntoiro, en Vilaxoán, y O Campanario, en Bamio. Dos rincones privilegiados de características muy diferentes. Los extremos del concello arousano poseen lugares que facilitan un encuentro clásico con los colores de la naturaleza.
Sin embargo, como ocurre en todos los órdenes de la vida, existen condiciones susceptibles de recibir más de una mejora. Así lo indican vecinos y visitantes habituales de estos refugios estivales.
Arena, limpieza y viento
Un reducido grupo de jubilados se sienta sobre la bancada más próxima al parque de Dona Concha. Uno de ellos señala los coches aparcados frente al arenal vilaxoanés. "Mira cómo se llenan de tierra los vehículos que se dejan aquí", apunta Salvador Vidal.
Las quejas de los residentes en la zona se dirigen especialmente al relleno de la cala. "Este es un sitio maravilloso, pero hace falta echar arena blanca de calidad, en vez de amontonar esta tierra que lo cubre todo enseguida si sopla con fuerza el viento", explica Josefa Búa. Otro vecino de la localidad, Álvaro López, añade que existen muchos intereses a la hora de elegir este material, y considera se podría ampliar la longitud de la playa.
Vidal continúa observando el entorno y declara que le gustaría transformar la fachada de la calle a la altura de O Preguntoiro, una idea que comparte Josefa Búa, quien advierte de la "vida" que ganaría Vilaxoán "si construyesen algo nuevo frente al paseo marítimo".
Una pareja circula en bicicleta por delante del pequeño grupo. De esta manera surge otra reivindicación. "Sería importante ubicar un carril bici que recorriese esta zona", comenta Búa, y Salvador Vidal le da la razón esta vez. Este último expresa también su descontento con la altura de la balaustrada, una modificación reciente.
Rasgos de virginidad
La playa de O Campanario parece un refugio secreto cuando el cielo se nubla y el viento sopla con más fuerza de la habitual en agosto. Un hombre destaca en medio del arenal, casi abandonado a media mañana. "Todo aquí me parece perfecto", responde a secas este vecino de Bamio, y sigue leyendo el periódico con gesto estirado y actitud displicente.
El paseo que conduce a la cala recibe el goteo de la llovizna y de algunas personas que dedican la mañana a caminar. Carlos Cuevas, natural de esta parroquia, aprecia los rasgos "salvajes y vírgenes" del paisaje, y le alegra "que no se masifique la zona". No obstante, admite que bañarse resulta complicado cuando baja demasiado la marea.
Mercedes Cano, en cambio, hace turismo y valoraría una mayor limpieza aunque percibe el cuidado y el respeto a todo el entorno.