La iglesia vilanovesa de A Pastoriza, el que fuera templo religioso parroquial hasta los años 50, es el objeto de lucha de la asociación creada para la recuperación de su deteriorado aspecto actual. Un grupo de fieles encabezado por Constante Morrazo lleva varios años peleando por una causa tan noble como la restauración de la iglesia, pero las limitaciones económicas dificultan cualquier acción allí.

Por este motivo se han ideado diversos eventos con ánimo benéfico. Las llamadas "andainas" han sido uno de sus principales bastiones. Concretamente el año pasado, fueron 8.029 euros la recaudación gracias a las cien personas que tomaron parte del evento. Un crowdfunding se convirtió en la mejor manera de aumentar la recaudación. El sistema no era otro que cada participante contase con un patrocinador que pusiese una cantidad por cada uno de los kilómetros que completase su representado y el apoyo fue notable.

Repetir el trayecto entre Armentira y la iglesia a rehabilitar se repitió este año con una menor producción benéfica con alrededor de 4.400 euros. Las sumas de otras aportaciones particulares han situado el saldo positivo de la caja de la asociación en cerca de 19.000 euros, una cifra muy escasa todavía para acometer la importante reforma que requiere A Pastoriza.

En este caso, y al contrario del dicho, la futura actuación empezará por el tejado. Y es que la parte superior del templo es la que necesita de una actuación más urgente. Pablo Ventoso, uno de los directivos de la Asociación Pro-Rehabilitación de la iglesia de A Pastoriza tiene muy claro que "se necesita retirar toda la techumbre actual y la madera podrida para de manera inmediata construir el armazón de madera y cubrir con teja". La cantidad necesaria para esta primera reforma rondaría los 30.000 euros.

A la espera de que fructifiquen las gestiones con la Diputación de Pontevedra, todavía no se cuenta con la liquidez necesaria para afrontar la obra y el objetivo de poder arreglar el techo antes del próximo año parece ahora bastante lejano. La Asociación, de la que también forma parte el párroco Antonio Sineiro y el alcalde Gonzalo Durán, quería poder celebrar en la iglesia en el verano de 2016 el 150 aniversario del nacimiento de Ramón María del Valle-Inclán, puesto que fue allí en el ahora carcomido retablo donde se bautizó el escritor de talla mundial. La empresa está complicada, pero nadie tira la toalla todavía.