Una o más personas entraron presumiblemente durante la pasada madrugada en la capilla de San Vicente do Mar (O Grove) y una vez dentro le plantaron fuego. Las llamas afectaron a las telas y al altar, aunque por fortuna no dañó ni a la estructura de la construcción ni a la cubierta. También calcinó parcialmente un misal y el pedestal.

Los vecinos se dieron cuenta de que algo raro sucedía cuando, sobre las 10 de la mañana, vieron salir humo del interior del templo, que está abierto al culto. Llamaron entonces al Servicio Municipal de Emerxencias e Protección Civil y a la Guardia Civil.

Los equipos de seguridad y extinción consideran que los autores de los hechos accedieron al interior del templo a través de un hueco que hicieron en la puerta al romper unos cristales y unas celosías, y que posiblemente prendieron fuego ya de madrugada, o al amanecer. La Guardia Civil ha abierto una investigación para identificar a los autores.

Dentro del templo quemado apareció una botella alcohólica, y en el exterior restos de "botellón".

Picadura de un insecto

Pero no fue ésta la única actuación desarrollada por el equipo local de emergencias, formado por 12 personas. Ya por la tarde participaron en un operativo del 061, que envió un helicóptero a la zona de San Vicente para trasladar a un turista que se encontraba alojado en un camping y que sufrió la picadura de un insecto.

El hombre desarrolló una virulenta reacción alérgica, por lo que se alertó a los servicios de emergencias. El helicóptero del 061 tomó tierra en el entorno de Pedras Negras, en las proximidades del camping, aunque finalmente el hombre pudo ser trasladado por tierra en ambulancia.

El equipo de emergencias también trabajó en un accidente laboral que se registró en una fábrica de Siradella. Una mujer sufrió una caída desde una altura, y aunque inicialmente perdió la consciencia, en el momento en que fue trasladada en ambulancia iba consciente y orientada.

Asimismo, sobre las 14,30 horas acudieron a Luis Seoane, pues empezó a arder un vehículo. La actuación de los voluntarios -el equipo está formado por las 12 personas que integraban la unidad cuyo contrato terminó el 31 de julio, y ahora están a la espera de que se renueve- propició que los daños en el automóvil se limitasen a la zona del motor. Finalmente, fueron reclamados para auxiliar a unas personas que navegaban en kayak sobre las 19 horas en las inmediaciones de la isla de A Toxa pero que no eran capaces de llegar a tierra, por lo que fueron con su lancha a auxiliares. Los kayakistas, sin embargo, lograron finalmente recuperar el control de sus embarcaciones.