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¿Por dónde empezamos ahora?

José Cacabelos, que el día 13 se convertirá en alcalde de O Grove, empieza a pensar en cuáles serán sus primeras actuaciones - Será un relevo tranquilo o volverán los problemas

Cacabelos (detrás), en la celebración de la victoria electoral. // Muñiz

El día 13, en la sesión de investidura, el socialista José Antonio Cacabelos Rico relevará al conservador Miguel Pérez al frente de la Alcaldía de O Grove. No es la primera vez que sucede, como también ocurrió que el popular sucediera al líder del PSOE y ocupara su sillón. Es decir, que ya son viejos conocidos en esto de pasarse el bastón de mando de unas manos a otras, al igual que saben acusarse mutuamente de problemas heredados e incluso de destruir uno lo que había hecho el otro.

Ese tipo de acusaciones formará parte de la escenificación habitual en cuanto se levante el telón de la nueva representación política, pero lo que realmente interesa a los vecinos es saber qué va a hacer el nuevo alcalde en la etapa que se avecina, y sobre todo ver que cuanto antes empiezan a ejecutarse proyectos y promesas.

Cacabelos ya anunció ayer que empezará a trabajar de inmediato, quizás porque sabe que eso de los cien días de cortesía de los que se habla en otros casos y lugares no suele respetarse en O Grove, como tampoco hizo él hace cuatro años. Por eso a partir del 13 pretende empezar a elaborar un nuevo PXOM, consensuado con los vecinos; así como afrontar el mantenimiento de viales y edificios públicos. Al mismo tiempo quiere conseguir el centro de día, así como afrontar la retirada de los semáforos de foto-rojo y una profunda auditoría de las cuentas.

Esos serán sus primeros pasos, pero hay mucho más en el aire. El edificio administrativo sigue amenazado de derribo, y la casualidad, el destino y los votantes han querido que el alcalde que lo construyó sea el mismo que deba defenderlo ahora en los juzgados.

Cacabelos siempre exigió a Pérez que lo hiciera y sostuvo que salvar ese inmueble es posible, por lo que ahora tendrá oportunidad de demostrarlo.

Desde la oposición el socialista también exigió hasta la saciedad la demolición de los conocidos como "chalés de Raeiros", aunque las sentencias judiciales no ordenan esa demolición, sino que exigen que el uso del apartahotel se ajuste a la licencia concedida, y eso parece haberse conseguido ya con la anulación de la división horizontal de la parcela matriz. ¿Insistirá Cacabelos en tirarlos ahora que vuelve a ser alcalde?

Muchos se preguntan también si el nuevo alcalde va a conservar y potenciar la "Aldea Grobit", construida en A Toxa y convertida en un fenómeno promocional en el exterior. ¿O acaso pasará como con aquella piscina-fuente de Confín que construyó uno y destruyó el otro al poco de tomar posesión?

También falta por completar el pabellón, aunque está casi finiquitado, habrá que pensar en la piscina y queda pendiente el tan cacareado auditorio municipal, para el que ya se gastó una pasta en el proyecto. ¿Será capaz Cacabelos de encontrar el terreno adecuado para ello y el dinero para hacerlo realidad? Y hay más preguntas, por ejemplo ¿qué va a pasar con el proyecto de Punta Moreiras-Porto Meloxo?, ¿va a continuar la Festa da Salga? ¿seguirá el servicio de emergencias profesional? El tiempo, y Cacabelos, tienen la palabra.

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