La Audiencia Provincial de Pontevedra juzga esta mañana a una sobrina del patriarca del clan de los Charlines. El fiscal pide cinco años de cárcel para Rosa María Charlín, al acusarla de ser autora de un presunto delito de blanqueo de dinero. El juicio es en la sección segunda y empieza a las 10,45 horas.

El fiscal alega que Rosa María Charlín compró entre 1999 y 2004 unas 10 propiedades inmobiliarias, entre las cuales gastó casi 550.000 euros. Pero según el Ministerio Público, la mujer solo ingresó de sus empresas unos 201.600 euros. Según el escrito de acusación, obtuvo también 228.000 euros de préstamos bancarios, pero en cualquier caso, añade el fiscal del caso, la arousana no puede justificar la procedencia de la totalidad del dinero, pues entre el dinero gastado en la compra de propiedades y el ingresado por la actividad de las empresas y los créditos hay más de 100.000 euros de diferencia. Por ello, el fiscal reclama para ella, además de los cinco años de cárcel, la imposición de una multa de 720.000 euros.

Entre finales de la década de los 90 y principios de la siguiente, Rosa María Charlín adquirió una decena de propiedades en su localidad natal, Vilanova de Arousa, y en la vecina de Vilagarcía. Entre estas figuraban pisos, áticos, locales comerciales o el chalé de Fontecarmoa en el que residió con su pareja, Jorge Durán.

Pero el fiscal plantea que la sobrina del patriarca de los Charlines no puede justificar la procedencia de todo el dinero invertido en dichas propiedades, y plantea que en realidad éste procedía del narcotráfico. A este respecto, recuerda que la mujer, nacida en 1970, ya fue condenada por la Audiencia Nacional en 1995 a nueve años de prisión y a pagar una multa de 100 millones de pesetas de la época por su participación en un alijo de 1.000 kilos de cocaína que eran transportados en el buque "Rand", y que fue interceptado a unas 42 millas de las costas portuguesas.

La droga tenía una pureza de entre el 80 y el 95 por ciento, y hubiese generado unos beneficios de unos cuatro millones de pesetas de la época por kilo. La sentencia se hizo firme dos años después. Además, fue condenada a dos meses de cárcel y a pagar una multa por un delito de contrabando.

Pero el fiscal esgrime otro argumento para justificar su tesis de que Rosa María Charlín adquirió los mencionados inmuebles con dinero del narcotráfico, y es que su esposo a principios de la década pasada, Jorge Durán fue también sentenciado en 2004 (la resolución judicial se hizo firme al año siguiente) a nueve años de cárcel y a abonar una multa de 568.000 euros por un delito de tráfico de drogas cometido en 2002.

Así las cosas, el fiscal encargado del caso manifiesta en su escrito de acusación que "Rosa María obtuvo de su trabajo personal y de los rendimientos declarados de capital unos ingresos medios no superiores a los 30.000 euros en el periodo temporal comprendido entre 2001 y 2008, y afrontó unos gastos que sufragó con una financiación adicional a la declarada de préstamos o de créditos bancarios por un importe de 244.000 euros de origen o procedencia desconocida".

En las adquisiciones que realizó en ese periodo temporal también se encuentran dos coches (un Volkswagen Passat y un BMW X3) y una furgoneta.

Gasolineras y móviles

Rosa María Charlín aparece hasta mediados de la década pasada como administradora de dos empresas, una de las cuales se dedica a la explotación de sendas gasolineras en Curro (Barro) y Caleiro (Vilanova), así como de una tienda de Vilagarcía dedicada a la explotación de máquinas automáticas y la venta de teléfonos móviles. Este comercio se llamaba J.D. Tien, y se da la circunstancia de que en ella trabajaba Fernando Caldas, un joven de Vilagarcía que desapareció en extrañas circunstancias y del que nunca se volvió a saber nada.

La hipótesis de la Policía es que fue asesinado en un ajuste de cuentas por narcotráfico, y entre los investigados estuvieron Jorge Durán y la propia Rosa María Charlín. Llegó a celebrarse un juicio, pero los acusados resultaron absueltos.