Alberto García García, el regidor socialista de Catoira, y José María Bello Maneiro, el conservador que manda en Valga, ambos prácticamente con tres décadas de trabajo en el sillón de la Alcaldía a sus espaldas, van a gobernar con cómodas mayorías absolutas otros cuatro años.

En el Concello de Valga se daba la circunstancia de que esta vez no se presentaba a las elecciones el BNG, que hace cuatro años lograba 506 votos. Si se les suman los 595 que había obtenido entonces el PSOE se alcanzan prácticamente todos los apoyos conseguidos ayer por los socialistas de María Ferreirós Magariños, que de este modo alcanzan un registro histórico y pasan de dos a cuatro miembros.

Pero claro, eso les sirve de poco frente a un PP que, a pesar de perder apoyos, pues baja de 2.796 a 2.500 sufragios, consigue nueve actas -pierde una- que le permiten una cómoda ventaja.

En cuanto a Catoira -donde ayer votaron 500 personas menos que hace cuatro años- puede decirse que los tres grupos pierden apoyos, aunque el mayor fracaso es para el PP, ya que se deja por el camino uno de los dos concejales que tenía, y curiosamente se lo lleva el PSOE.

De este modo, el incombustible Alberto García, al que muchos creían acabado hace tiempo, no solo refuerza su mayoría absoluta, sino que pasa de 6 a 7 ediles electos en una corporación de once miembros. Y eso que bajó de 1.357 a 1.205 sufragios. El BNG, que desciende de 722 a 506 papeletas, evita el desastre y se queda con sus tres representantes electos.

El PP vikingo, como queda dicho, se lleva la peor parte. Su nueva candidata, Adriana Rodríguez Fernández, tampoco es capaz de hacer sombra al PSOE y tras bajar de 516 a 291 votos hace que los populares pierdan un edil y se queden con un solo representante, ella.