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"El estudio del agua dulce no es ninguna broma"

-La estación hidrobiológica de Castrogudín ha sido uno de los puntos neurálgicos de su estudio sobre tratamientos de inhibición de las cianobacterias.

-Sí, allí hicimos una buena parte de la investigación. Pero conviene dejar claro que las muestras examinadas no procedían del embalse de Castrogudín. Trabajamos con muestras recogidas en Valdoviño, en el embalse de As Forcadas. Es un estudio que está muy relacionado con lo que pasó en el Umia en 2006 cuando se formó una masa verde espesa que era mycrocistis. Hay que tomar conciencia de que puede tocar al lado de casa un problema muy importante. Así que no es ninguna broma el estudio del agua dulce. El estudio se completó en A Coruña porque con el equipo de investigación de la Universidad de Santiago teníamos un convenio con Augas de Galicia. Aquí, en el embalse de Vilagarcía, no hay ninguna especie potencialmente tóxica.

-Paja de cebada y restos de madera de eucalipto. Esos son algunos de los elementos utilizados en estos tratamientos.

-Evaluamos la eficacia de los tipos de tratamiento básico. La paja se utilizó en otros países y aquí utilizamos las cortezas y las virutas de eucalipto. Porque se cree que los desechos de madera pueden ser útiles para reducir el crecimiento de la cianobacterias. Estos tratamientos no matan, como los productos químicos, lo que hacen es que no puedan crecer en gran cantidad. Limitan el crecimiento de la cianobacteria. Es fundamental mantener el equilibrio en el ecosistema de un embalse. Estos organismos tienen muchas capacidades y si no se controla su crecimiento puede tener un efecto muy perjudicial.

-Su tesis comprobó la eficacia de su investigación.

-Sí, las dosis empleadas han sido efectivas. Algo que ha sido clave en el cum laude.

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