Una de cada cuatro bateas de mejillón inspeccionadas por los agentes de Gardacostas de Galicia presentan irregularidades en las cuerdas de las que cuelga el bivalvo, por lo que la Xunta de Galicia ha empezado a remitir multas a medio centenar de propietarios.

Así lo desveló ayer la Consellería do Medio Rural e do Mar a través de un comunicado, en el que señala que en noviembre se inspeccionaron un total de 199 bateas gallegas, de las cuales 47 presentaron irregularidades, lo que significa casi un 25 por ciento del total.

En muchos casos, los bateeiros denunciados tienen más de las 500 cuerdas permitidas. En otros, la longitud de las "trallas" superaba los 12 metros legales. Y también se han detectado casos en que los bateeiros tenían un "cordel" siguiendo la cuerda. Esta última práctica, conocida como "chicoteo" es legal en ciertas épocas del año, pero no lo era cuando se hicieron las inspecciones de noviembre. También se han dado algunos casos de cuerdas "dobladas".

La administración hace una lectura positiva del dato, hasta el extremo de que la Consellería "se congratula de que la mayor parte del sector acoja con buenos ojos estas inspecciones, que refuerzan su saber hacer y buen nombre. No en vano -prosigue el departamento que ahora dirige Alfonso Rueda- las inspecciones demuestran que la inmensa mayoría de las bateas inspeccionadas (152 de 199) cumplían escrupulosamente las condiciones legales".

Las multas varían según la irregularidad cometida y el polígono donde se encuentra cada batea. Así, en el caso de que la infracción sea por exceso de cuerdas la sanción se calcula según el número de "trallas" que tiene el bateeiro por encima de las 500 legales, y esta cifra se multiplica por el valor comercial que se estima que tiene cada cuerda de mejillón en esa zona. Así, hay varias sanciones de unos 6.000 euros, pero también han llegado al menos una de 20.000 euros.

Fuentes del sector manifestaron ayer que estos controles son positivos porque evitan la competencia desleal, aunque se mostraron críticas con la imposición de multas en los casos de "chicoteo".

En Vilagarcía A

La Xunta explica que las inspecciones empezaron por el polígono "Vilagarcía A", en la ría de Arousa, al tratarse del primero que abrió tras la prolongada veda por el episodio tóxico del pasado otoño.

Se hicieron varias tandas de controles, siempre de forma simultánea, y participaron los agentes del servicio de Gardacostas. "Este tipo de actuaciones son planificadas con el objetivo de conseguir unos resultados óptimos y garantizar un trabajo eficaz tanto para el propio servicio de inspección -que debe actuar de forma coherente y coordinada-, como para el propio sector, sobre el que se procura interferir lo menos posible en su labor", explica la Xunta.

La administración gallega sostiene que el tener más cuerdas de mejillón de las permitidas y el consiguiente aumento de producción "supone un agravio comparativo respecto a otros profesionales que, a pesar de cumplir la ley, están sufriendo un cese temporal obligado en su actividad productiva y económica".