O Salnés es una comarca densamente poblada desde la antigüedad. Así lo demuestra el gran número de asentamientos humanos de los que se tiene constancia y la presencia de restos de diversas culturas. Los romanos también dejaron sus huellas, constatándose por ejemplo la existencia de necrópolis de dicha civilización en O Grove (Adro Vello) y Oubiña (Cambados). En la década de 1980 muchos cambadeses adaptaron sus fincas para el cultivo de vino albariño, por lo que necesitaron rellenos de tierra, y algunos camiones se extrajeron del lugar de Fornos, situado entre la ladera norte del monte de A Grenla y el río Umia, a su paso por Vilariño (Cambados).

A consecuencia de esos trabajos aparecieron varias monedas antiguas, dos de las cuales llegaron a las manos de José Manuel Costa García, un arqueólogo de Cambados que es investigador de la Universidade de Santiago de Compostela. Costa García y Erik Carlsson-Brandt Fontán publicaron un trabajo sobre estas monedas en la revista de arqueología e historia "Gallaecia", que edita la universidad compostelana, en el que además de realizar una descripción de las monedas llaman la atención sobre lo poco estudiado que está el patrimonio arqueológico de la comarca arousana.

Las dos pequeñas monedas estudiadas por los historiadores de la Universidade de Santiago pertenecen a la época tardoimperial (fueron acuñadas entre los años 337 y 361, una de ellas en Tréveris, Alemania), son de bronce, tienen un peso de entre 1,70 y 2,12 gramos y poseen un carácter marcadamente propagandístico, al hacer referencia una de ellas a la refundación de Bizancio, en el año 320 a cargo del emperador Constantino. En la otra, parcialmente ilegible, aparece en el anverso un busto con coraza y una diadema de perlas, y en el reverso la figura de un emperador con casco y vestido de militar que sujeta el orbe y una lanza. Esta segunda fue acuñada durante el reinado de un hijo de Constantino.

Las demás monedas aparecidas en aquellos días se han dispersado con el paso de los años -en su día los descubridores se las repartieron-, pero éste no fue un hallazgo aislado. De hecho, José Manuel Costa y Erik Carlsson-Brandt apuntan que en O Salnés fueron descubiertos hasta seis tesorillos romanos. Uno de ellos apareció en Tremoedo (cerca de Fornos) y constaba de más de 700 monedas, la mayoría de bronce.

Otro tesorillo destacado se localizó a principios del siglo XX a los pies de la torre de Cálogo (que pertenece, como Tremoedo, al municipio de Vilanova), y éste constaba de una fíbula de bronce y de varias monedas que estaban guardadas en el interior de un ánfora. Las piezas fueron donadas en 1946 a la colección de Numismática de la universidad compostelana.

Un legado poco aprovechado

Los investigadores sostienen que el sur de O Salnés (donde está el enclave de Fornos, en la parroquia cambadesa de Vilariño) posee un "manifiesto potencial arqueológico" que es aún poco conocido, hasta el extremo de que solo encontraron 15 referencias en el Catálogo de Bens Culturais e Naturais de las Normas Subsidiarias del Ayuntamiento de Cambados y en el inventario de yacimientos arqueológicos de la Xunta de Galicia. Una cifra que a los autores les parece "corta", habida cuenta de la literatura histórica existente sobre la zona, de las manifestaciones de muchos vecinos (que aseguran que encuentran con cierta frecuencia restos de cerámica antigua en sus fincas) y de la existencia de numerosos castros en las proximidades, como serían los dos de Castrelo, el de Sete Pías, el del islote de San Sadurniño o, ya fuera de Cambados, los de Besomaño y Tremoedo.

Además, Costa García y Carlsson-Brandt Fontán opinan que se trata de un patrimonio mal cuidado o directamente agredido y citan lo ocurrido con el castro de Sete Pías. Éste se situaba en el monte de A Grenla, en una elevación del terreno que hoy separa los Ayuntamientos de Cambados, Ribadumia y Vilanova, y ocupaba una extensión de una hectárea. Pero en la actualidad no se conserva prácticamente nada del mismo.

Los autores explican que su destrucción se aceleró a partir de la década de los 60 del siglo pasado mediante movimientos de tierra y aperturas de canteras -en muchos casos ilegales-, aunque la guinda fue la construcción del polígono industrial de Sete Pías, que de hecho estuvo paralizada varios meses por la aparición de restos arqueológicos. Para José Manuel Costa y Erik Carlsson-Brandt la construcción de este parque empresarial fue "un ejemplo más de los perniciosos efectos -también en lo cultural y lo patrimonial- del boom constructivo de inicios del presente siglo". Según los investigadores, también se ha perdido un importante yacimiento de la Edad del Bronce situado en la parroquia cambadesa de Oubiña.

Los investigadores plantean asimismo que "las tierras del curso bajo del Umia se manifiestan como un filón arqueológico", y refieren la aparición, en el pasado, de hachas de talón o un puñal de bronce -éste ya en la desembocadura-, así como de numerosos restos de cerámica ocultos por el limo del río.

En los últimos años se han realizado unos muy tímidos intentos de aprovechar cultural y turísticamente el legado arqueológico de la comarca, con actuaciones en Ribadumia, O Grove o Cambados.