Salvamento Marítimo ha retomado esta mañana desde primera hora la búsqueda de los tres marineros de Boiro desaparecidos ayer al naufragar su barco frente a Corrubedo. Por tierra (efectivos de protección Civil), mar (los buques Don Inda, Salvamar Regulus y Sargadelos así como las patrulleras de la Guardia Civil y el Sebastián Ocampo) y por aire (con el Helimer 215 y el Pesca I) rastrean la zona y está previsto que a lo largo del día se incorporen los buzos del grupo subacuático de la Guardia Civil (GEAS).

Al filo de las once de la mañana se avistó desde la lancha del Servicio de Guardacostas María do Río un cabo que podría pertenecer al Paquito Número Dos. Desde Salvamento informan de que tantos los buzos de los GEAS como otros efectivos se dirigen a la zona, frente a Corrubedo, para inspeccionarla. A lo largo del día se prevé que puedan realizar alguna inmersión.

Al filo de las 15.45 horas, según Salvamento Marítimo, se lograba localizar el pecio a 38 metros de profundidad frente a la costa de Corrubedo, tal y como adelantó FARO. El barco podría estar boca abajo por lo que se cree que los cuerpos de los tres tripulantes pudieran estar atrapados en el interior.

Salvamento informó primero de la aparición de un cabo y de la tolva con mejillón, así como de parte de la carga del molusco en los fondos, indicios de que el barco se encontraba muy cerca, aunque no alcanzaba a visualizarlo al carecer de sonar lateral. Esta tarde los ocho buzos (cuatro de los GEAS y otros cuatro de Salvamento) volverán a inspeccionar el casco, si las condiciones lo permiten.

Una martes trágico

La parroquia de Cabo de Cruz, en Boiro, está conmocionada por la desaparición de tres vecinos de la localidad que iban a bordo de un bateeiro al que se le perdió el rastro sobre las 14 horas de ayer cuando navegaba entre Aguiño y la punta de Corrubedo, ya fuera de la ría de Arousa. Los primeros indicios apuntan a que el barco mejillonero se hundió por esa zona y que los tripulantes han fallecido.

El Paquito Número Dos salió del puerto de Cabo de Cruz sobre las 12 del mediodía con un cargamento de cuerdas de mejillón con destino a la ría de Muros, donde los armadores del barco tienen otras bateas en las que iban a colgar las cuerdas. A bordo del bateeiro iban Germán Fernández Triñanes, de 52 años y conocido como "Mosquete", que es padre de dos hijos; Santiago Blanco Treus, de 47, también con dos hijos; y Juan Antonio Hermo Torrado, de 38 años. También salió hacia Muros un cuarto hombre, pero éste lo hizo en coche. La idea que tenían era colgar el mejillón en las bateas de Muros y regresar después todos juntos por carretera.

Pero algo salió mal durante la travesía. Sobre las 14 horas los tripulantes del barco hablaron por teléfono con tierra y les indicaron que estaban entre Aguiño y Corrubedo, ya en mar abierto. Fue la última vez que se pudo contactar con ellos. Las alarmas empezaron a saltar sobre las 16 horas, cuando se suponía que el Paquito Número Dos tendría que haber llegado a Muros.

Como se retrasaba intentaron de nuevo ponerse en contacto con el barco, pero esta vez sin éxito. Poco antes de las 17 horas Salvamento Marítimo recibió el aviso de la desaparición y se organizó un dispositivo de búsqueda en el que participaron dos barcos, las Salvamar Regulus y Sargadelos, y el helicóptero Pesca I.

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El operativo de búsqueda marítima se centró en aguas de una zona conocida como A Moroza gracias a la pista ofrecida por un barco del cerco de Cambados, el Sempre Galaico, ya que al pasar por allí los pescadores vieron algo parecido a un palé flotando en el agua. Pero en ese momento los cambadeses todavía no sabían nada de la desaparición del bateeiro y no le dieron importancia al hallazgo.

Posteriormente, cuando tuvieron noticias de la búsqueda del Paquito Número Dos explicaron a Salvamento donde habían visto el palé, y esta pista fue de gran utilidad. De hecho, en las proximidades de A Moroza aparecieron numerosos objetos que se cree que eran del barco, como un botiquín, las pastas de una agenda, una zapatillas, bolsas o un gran número de guantes.

Sin embargo, el helicóptero y las dos embarcaciones de Salvamento apenas pudieron peinar la zona 40 minutos con luz diurna y poco después de las 18 horas la visibilidad ya era muy escasa. Esa circunstancia dificultó mucho la búsqueda, a la que tampoco ayudó el estado del mar, con olas de hasta tres metros de altura y fuertes vientos procedentes del noroeste. Aún así, el rastreo se mantuvo en el mar hasta bien entrada la noche.

Pero también se buscaba por tierra. Desde Salvamento Marítimo se movilizó a todos los servicios de emergencias de Ribeira para que se desplazasen hasta el faro de Corrubedo, que se utilizó como centro de operaciones. Se trata de una zona muy batida por el oleaje, con estrechas calas de piedras. Según algunos testimonios, en esa zona se pudo percibir antes de que anocheciese una gran mancha de gasóleo. Mientras, otros efectivos buscaban por playas próximas.

Junto a los equipos de emergencias fueron hasta Corrubedo en torno a un centenar de vecinos de Cabo de Cruz, que se reunieron bajo la luz de la bombilla de un edificio situado a unos 50 metros del faro. Entre estos se encontraban algunos familiares de los desaparecidos.

La situación del mar era mala ayer, según los marineros consultados. De hecho, muchos barcos del cerco decidieron no aventurarse fuera de la ría, y los percebeiros de Aguiño estuvieron trabajando en las piedras del sur de Barbanza para resguardarse de los vientos del norte. Así las cosas, una de las hipótesis que se manejan para explicar lo sucedido es que el Paquito Número Dos sufriese un golpe de mar, y que la carga de mejillón se desplazase, causando la escora de la embarcación y un hundimiento muy rápido.

De ese modo se explicaría, según fuentes consultadas, que los tripulantes no tuviesen tiempo para dar aviso del accidente. Muchos barcos pesqueros cuentan con la radiobaliza, un sistema de seguridad que en caso de naufragio da aviso automáticamente e informa de las coordenadas de la nave, pero se cree que el Paquito Número Dos no la llevaba.

Al parecer, prácticamente ningún barco mejillonero cuenta con radiobaliza, puesto que lo habitual es que trabajen en las aguas más calmas del interior de las rías, y a escasa distancia de los puertos.

Este 2014 está siendo un año trágico para el sector pesquero gallego, y de hecho todavía siguen desaparecidos los dos tripulantes -uno de ellos natural de Meaño- del barco de Burela que fue a pique en Francia a finales de noviembre. Este ha sido, sin embargo, uno de los accidentes más graves que se recuerdan con un barco bateeiro implicado. El Paquito Número Dos es un barco con casco de hierro y 19 metros de eslora. Fue construido en 1993, pero los bateeiros de Cabo de Cruz sostienen que los López Outeiral lo tenían en un estado de mantenimiento impecable.

Este barco pertenece a una conocida familia de Boiro, los López Outeiral. Tienen varios barcos y bateas, así como una empresa en Cabo de Cruz, donde cuecen mejillón y también elaboran congelados y alimentos precocinados. Uno de sus miembros, Manuel López Outeiral, fue diputado autonómico del Partido Popular durante una de las legislaturas de Manuel Fraga. La empresa de los López Outeiral también tiene vínculos empresariales con Jealsa, una de las mayores conserveras gallegas, situada también en Boiro. Germán Fernández Triñanes, que era el patrón del barco y exconcejal del PP, es un marinero experimentado y uno de los hombres de confianza de los López Outeiral, encargándose del mantenimiento de las bateas de mejillón. Es una persona muy conocida en Boiro, y forma parte de una extensa familia de 14 hermanos.

A media tarde, algunos equipos participantes en el operativo tuvieron que abandonar la zona debido a la desaparición de un submarinista en aguas de Cambados. El hombre apareció sano y salvo en una batea.