La campaña de la vieira se inició ayer en Cambados con una alarmante escasez de marisco. De hecho, los marineros ni siquiera consiguieron extraer las tres toneladas que estaban previstas, lo que significa que hubo varios barcos que no consiguieron hacer los topes. Uno de los últimos en regresar a puerto, por ejemplo, solo descargó 50 kilos, cuando tenía permiso para 135. Finalmente, la flota capturó en torno a 2.800 kilos.

El patrón mayor de Cambados, Ruperto Costa, y Mar Ambroa, que es la gerente de la empresa que comercializa la vieira, Porto de Cambados admiten que los muestreos ya no eran muy halagüeños. "Ya se veía que no había mucho recurso", declaró Ruperto Costa en la lonja pasadas las 14 horas. Mar Ambroa, por su parte, manifestó que "sabíamos que no hay tanta vieira como otros años, pero no sabíamos que los barcos iban a tardar tanto en conseguir los topes".

Y es que la jornada de ayer no se pareció en nada a los inicios de campaña de años precedentes. En otras ocasiones, el desfile de barcos atracando frente a la lonja con sus capachos de vieira ya empezaba sobre las 11 de la mañana y hacia las 12,30 horas ya quedaban pocos en el mar. Además, todos lograban hacer el tope permitido. Ayer, sin embargo, la llegada de los barcos fue mucho más espaciada en el tiempo, y algunos no llegaron a tierra hasta las dos de la tarde, y con menos vieira de la que podrían haber cogido.

Algunos marineros notaron pronto que las cosas no iban a ser tan fáciles como otras veces cuando echaron los primeros lances y al recogerlos no entraba ni una sola vieira entre las algas. Y aunque al final fuesen muchos los que pusieron proa hacia Tragove con los cupos hechos -45 kilos por tripulante y un máximo de 135 por embarcación- tenían la sensación amarga de que las cosas podrían complicarse dentro de unas semanas.

Ruperto Costa señala que los biólogos no les han dado una explicación tajante de a qué puede deberse esta escasez, que nunca se notó tan pronto desde que se puso en marcha el Plan da Vieira, hace más de una década. Pero en el sector apuntan a dos posibles causas: un eventual sobreesfuerzo pesquero de los últimos años; y la acción de los furtivos, que habrían extraído vieira durante la veda.

Sea como fuere, lo que va a hacer el pósito para intentar minimizar el problema es realizar más muestreos de toxina en colaboración con el Intecmar con la esperanza de que puedan abrir otras zonas de la ría de Arousa, lo que permitiría diversificar los lugares de trabajo de la flota y, en consecuencia, no pasar tantos apuros para llenar los capachos. Así, esta misma semana se harán más analíticas.

Otra diferencia con respecto a otros otoños es el número de embarcaciones que se apuntan al primer día de campaña. Por lo general eran en torno a 40 o 50 -aunque en los días sucesivos el número iba bajando-, pero ayer solo despacharon para la vieira algo más de una veintena. Además, la práctica totalidad eran de Cambados, cuando otros años también era fácil ver a gente de Rianxo.

El patrón mayor cambadés atribuye esta circunstancia a que "la gente se está defendiendo con el centollo y con la volandeira y han preferido no cambiar". En el caso de la volandeira, este año se ha producido un descenso muy acusado en el volumen de capturas, si bien a cambio está teniendo unos precios muy elevados, lo que compensa la balanza para los marineros. Además, en las últimas horas abrió una nueva zona de pesca, que llevaba unas semanas vedada, con lo que las capturas podrían aumentar ligeramente en días sucesivos.

La vieira extraída ayer ha quedado en unos pilones de depuración. Esta mañana será eviscerada y envasada al vacío, y a partir de mañana miércoles estará a disposición de los consumidores en algunos supermercados, plazas de abastos y restaurantes.