El urbanizado polígono industrial del municipio de Catoira, en la parroquia de Abalo, presenta una imagen casi fantasmagórica. La maleza proyecta una imagen de abandono casi tan preocupante como la constatación de los robos que han hecho desaparecer prácticamente todas las tapas del sistema de alcantarillado, pluviales y demás conducciones subterráneas.

Parece que los chatarreros ilegales han hecho su agosto particular en esta superficie empresarial que aspiraba a ser pieza clave en el desarrollo económico no solo de Catoira, sino también de las comarcas de Caldas, O Salnés y Barbanza, gracias a su ubicación estratégica a caballo entre los tres territorios y su proximidad tanto a la autopista AP-9 como a la línea de ferrocarril y al Puerto de Vilagarcía.

Pero la crisis económica, la misma que ha dejado en Catoira varios esqueletos de hormigón pertenecientes a varios edificios que aspiraban a revolucionar el pueblo pero se quedaron a medio construir, también ha causado estragos en el citado polígono.

Como queda dicho, las tapas metálicas de las conducciones subterráneas han desaparecido, convirtiendo las aceras de este espacio en una especie de trampa mortal, haciendo aconsejable que todos los peatones que caminen por este lugar lo hagan por la calzada de los viales abiertos, pero nunca por unas aceras en las que pueden llevarse más de una sorpresa por lo fácil que resulta tropezar o acabar dentro de un registro de alcantarilla.

A los agujeros provocados por la desaparición de esas tapas del saneamiento se suma el deterioro de la propia acera en puntos determinados, mientras que en otros casi ni se ve, debido a la proliferación de maleza y la acumulación de piedras, tierras y ramas arrastradas por las escorrentías.

Pero por si el robo de las tapas de alcantarilla no fuera suficiente, los ladrones, o los vándalos, también han hecho desaparecer las piezas de los hidrantes, al igual que se han llevado los elementos propios de los cuadros eléctricos pertenecientes a las cuatro naves industriales construidas hace años y pendientes aún de venta o alquiler.

Incluso las farolas han sufrido las consecuencias de los sabotajes, de ahí que la imagen cuasi tenebrosa de esta zona empresarial se agrave con poca luz, y desde luego por la noche.

Lo peor de todo es que lejos de tratarse de un lugar vacío, sin actividad o deshabitado, lo que en cierto modo podría hacer tolerable cierto abandono, en el entorno del polígono industrial de Catoira se asientan tanto el tanatorio como varios negocios de diferentes sectores, con lo que esto supone de afluencia de clientes que sufren las consecuencias del pésimo estado del polígono.

Tampoco hay que olvidar que precisamente ahí se encuentra uno de los lugares con mejores vistas que ofrece Catoira, el "mirador de Abalo", provisto incluso de amplias zonas de estacionamiento para que vecinos y visitantes puedan deleitarse con el paisaje que conforman la desembocadura del río Ulla, la ría de Arousa y la isla de Cortegada.

Sin embargo, el pésimo estado del lugar tampoco ayuda a mantenerlo o presentarlo como zona de ocio recomendable en el municipio vikingo.