La isla de Sálvora, situada en la boca de la ría de Arousa, pudo haber sido una especie de Gibraltar, e incluso pudo albergar una cárcel al más puro estilo de Alcatraz o convertirse en leprosería. Nada de eso cuajó, pero sí fue, y pasó a la historia por ello, el lugar de referencia cuando en 1921 se hundió el trasatlántico "Santa Isabel", en el que perdieron la vida 213 personas de una veintena de provincias españolas, salvándose 56 personas gracias a un "héroe".

De todo ello se habla estos días en O Grove gracias a la exposición titulada "El trasatlántico Santa Isabel, el Titanic de las costas españolas", que puede verse hasta el día 14 en el número 18 de la calle de Luis Casáis, donde ayer el periodista Tino Viéitez ofreció una detallada y concurrida conferencia en la que abordó esos aspectos relacionados con aquella tragedia marítima y la historia de la isla.

De este modo, el orador recordó que en el año 1900 Sálvora estuvo a punto de ser comprada por lo ingleses, con un desembolso de 8 millones de las antiguas pesetas. "Pero al descubrirlo el Gobierno de España paró la operación y expropió la isla por 200.000 pesetas; en caso contrario tendríamos hoy allí otro Gibraltar".

Tres años después, para dar utilidad y sacar rendimiento a la expropiada isla, España trató de construir en ella una cárcel, "como si del Alcatraz gallego se tratara", con ayuda de los presos de Ceuta y Melilla. Asimismo, añadió Tino Viéitez, en 1925 "se estudió la posibilidad de convertirla en isla de leprosos".

También habló, lógicamente, de la tragedia del "Santa Isabel" -en 1918 llevó cuadros a Argentina con una póliza de seguro valorada en 18.300 pesetas- y, especialmente, de la figura del segundo oficial de a bordo, Luis Cebreiro, "un personaje único en el mundo porque fue el gran héroe, el que supo mantener a la gente dentro del barco para salvarlos".

No fue su única conducta heroica, ya que "en la Segunda Guerra Mundial los alemanes le impusieron la medalla del águila por el salvamento de la tripulación de un submarino germano y el auxilio de los heridos". Incluso la Reina de Inglaterra "le regaló una pitillera de oro después de que interviniera en el rescate de los pasajeros de un hidroavión inglés; y este personaje digno de una película fue igualmente el que diseñó un barco de salvamento que funcionó en numerosos puertos españoles". Pero aún hay más actos que prueban su heroicidad, como por ejemplo que "en 1928 consiguió rescatar a 16 personas en el puerto de Santander, después de que un vehículo los arrollara y los arrojara al agua".

Con estos y otros muchos datos, Tino Viéitez consiguió conducir una interesante conferencia en el mismo salón donde se ofrece la exposición antes aludida, en la que puede verse una silla, un trozo de plancha de hierro y una duela de Guayacán procedentes del "Santa Isabel", junto a la medalla de una de las heroínas de Sálvora y una veintena de objetos más pertenecientes a barcos de principios del siglo pasado. Se completa la muestra con 162 fotografías, trece cuadros de un grupo de pintores relacionados con el naufragio y dos esculturas.