La familia Becerra ideó en 1939 la construcción de una simple casa de veraneo en el exquisito Barrio de la Prosperidad de la pujante y turística Vilagarcía de entonces. Para ello se puso en contacto con el prestigioso arquitecto racionalista pontevedrés Juan Argenti y le encargó el dibujo de la planta y alzado de ese chalé, funcional pero de líneas simples, a construir en primera línea de la playa de Compostela.

En aquel años, Argenti dibujó los croquis que aún hoy obran en los expedientes urbanísticos, pero no fue hasta 1959 o 1960 cuando se llevó a cabo la edificación que el gobierno local acaba de descatalogar pues hasta en un informe de Patrimonio se establece que se trata "de un edificio de escaso valor arquitectónico, con un contorno donde predominan las edificaciones en altura".

Este argumento se corresponde con el informe que se emitió cuando los propietarios interesaron la descatalogación del inmueble que fue incluido por error en el Plan Xeral de Ordenación Municipal de 2000, pues la casa está aislada en medio de una enorme manzana de bloques de edificios de cinco alturas o incluso más.

Pero además se trata de una edificación reciente, de poco más de cincuenta años. Los propietarios, el matrimonio formado por Ramón Montenegro Faro y María del Carmen González Quintáns, recuerdan nítidamente su construcción allá por el año 1959 cuando "preparaban su boda, la primera que se celebró en el Balneario de A Concha y con la que se estrenó la etapa hostelera de este establecimiento".

Pero además de que la construcción es relativamente reciente, es preciso resaltar que ni siquiera los materiales empleados en la obra tienen algún tipo valor, aunque el catálogo de edificios de Vilagarcía les otorgó el grado de protección elemental y al cierre de forja -por el que se interesó un funcionario municipal para su casa-, grado de protección tipológica.

El letrado vilagarciano Ramón Montenegro, que gestiona los intereses de la familia, recuerda que se trata de un error del planeamiento y que desde el primer momento se vio que la inclusión en el catálogo carecía de peso.

De hecho, el edificio, según el proyecto original "consta de un local de 10 x 13 metros" y los materiales empleados son: "Mampostería en cimientos y zócalo, hormigón en masa en paredes exteriores, ladrillo en divisiones interiores, madera y teja plana en cubierta, y pino rojo y madera de castaño en carpintería de taller".

En definitiva una vivienda de vacaciones que hasta hace un par de décadas perteneció a la familia Pita, que fue la propietaria de la conservera Cuca, de la que ya solo queda el nombre comercial.

En la actualidad, explica el letrado, la vivienda está casi en desuso, con una ocupación testimonial de una familia amiga de su familia "durante un mes en verano".

Ramón Montenegro sostiene que además de la calidad constructiva "ínfima" y de su menor "valor arquitectónico", el inmueble se encuentra actualmente en un estado precario. "Está vacía por dentro. No tiene ni columnas ni esculturas como alguien cree. Si ni siquiera hay muebles. Pero además acusa el paso del tiempo, tiene grietas, y precisaría de una importante inversión para restaurarla", explica.

Admite que lo único que puede valer es su diseño, aunque su forma recuerda a la de un simple cubo. "Que copien el diseño y creen un barrio en A Tomada con casas iguales a esta", dice Montenegro en un tono irónico después de sufrir un calvario administrativo de casi diez años.

Y es que la familia propietaria ha retrasado la oportunidad de fraguar un importante negocio que ya ha gestionado con una importante cadena hotelera, con la que llegó a un convenio hace años.

La idea de esta empresa es la de crear un hotel de alta categoría por horas, que vendría a cubrir una carencia turística de Vilagarcía y que además generaría empleo, "entre doce y veinte personas", estima el letrado.

A ello hay que sumar el tremendo lucro cesante que sufren por la tardanza en poder llevar a cabo este proyecto, que implica una inversión muy superior al millón de euros y que conlleva asimismo movimiento para la empresa constructora que llevase a cabo la obra.

Montenegro espera que concluida la fase de alegaciones, sea posible acelerar la construcción del hotel. "Espero que pueda iniciarse ya en 2015", señala.