En el Concello de O Grove van a estar hoy muy pendientes de las noticias que lleguen desde Brasil. Gonzalo Bea y otros vecinos y familiares viven desde hace días una extraña sensación, en la que se mezclan emociones de todo tipo, miedos y, sobre todo, admiración. Y parece lógico, puesto que uno de los suyos, José Miguel Cao Montenegro, va a enfrentarse a la fuerza de la naturaleza, a las adversidades meteorológicas y a preparados atletas en una de las pruebas más complicadas que pueden llevarse a cabo en el planeta.

Se trata de una ultramaratón de 250 kilómetros de distancia que se organiza en Brasil y que cruza la selva, con la dureza y el riesgo que entraña sortear terrenos escarpados y pantanosos, caudalosos ríos e intrigantes espesuras de matorral, todo ello en un clima que por momentos puede tornarse infernal y en un ecosistema en el que es fácil encontrarse pumas, pirañas y otras amenazas.

A sus cuarenta años, casado y padre de un niño de corta edad, José Miguel Cao Montenegro no solo va a representar a O Grove en esa prueba en la selva brasileña, sino que también representa a toda España, pues según parece es el único corredor nacional inscrito.

El grovense -que se casó en Brasil y ahora pasa allí largos periodos, aunque sin perder el contacto con su tierra natal- va a competir con brasileños, italianos, ingleses, estadounidenses, coreanos, argentinos, suizos, portugueses y otros atletas de otras muchas nacionalidades que hacen gala de una indudable forma física y un incuestionable espíritu de aventura, ya que en caso contrario sería imposible aguantar demasiado tiempo en una carrera tan dura y exigente como ésta.

La "Jungle Marathon", como se conoce esta prueba, se presenta como "una segura y emocionante aventura ecológica en la selva amazónica que proporciona una fuente de ingresos para los habitantes de la selva tropical y ayuda a promover la exquisita belleza de la selva".

Definida por muchos como la carrera ecológica más salvaje del mundo, esta prueba por etapas tiene por escenario el Bosque Nacional de Tapajós, y desde su creación en el año 2003 "ha ganado una reputación internacional como una de las pruebas de aventura más difíciles del mundo, combinando la emoción de este deporte con el telón de fondo de este frágil ecosistema".

De este modo, "los corredores se encuentran obstáculos naturales a lo largo del camino y están expuestos a las realidades de la selva a medida que encuentran jaguares, cerdos salvajes, serpientes y una gran cantidad de aves espectaculares", sin olvidar los "cruces de agua llenos de pirañas y caimanes, los cuales aumentan la emoción".

Dicen los organizadores que trabajan con un equipo local que proporcionan empleo "a los 22 pequeños pueblos que viven en este área protegida de la selva", y puntualizan que durante la ultramaratón "más de 200 personas proporcionan la seguridad necesaria en un entorno tan potencialmente hostil".

En O Grove, los familiares de José Miguel Cao Montenegro son conscientes de estas dificultades, pero también de que es un experimentado atleta capaz de conseguir este reto.

"Ya participó en otras pruebas anteriores, algunas de 80 kilómetros, y confiamos en que esta vez pueda conseguir un muy buen resultado", destaca su primo, Gonzalo Bea Montenegro.

A la espera de ver cómo evoluciona la prueba, puede decirse que tanto el grovense como sus rivales llevan días entrenándose en el propio terreno que ahora tienen que recorrer, y tanto esos entrenamientos como las pruebas anteriores dejan imágenes espectaculares que hablan por sí solas de la dureza de esta ultramaratón.