La inestabilidad meteorológica de los últimos días y/o las condiciones oceanográficas actuales parecen estar detrás de un repunte en los niveles de fitoplancton portador de biotoxinas lipofílicas en las rías gallegas, lo cual, como sucede periódicamente, afecta al cultivo de mejillón y obliga a prohibir la extracción de este molusco cultivado en viveros flotantes.

Ayer se decretó el cierre de seis polígonos bateeiros -uno en Sada, otro en Bueu y cuatro en Cangas-, por lo que ahora solo cabe esperar a los nuevos análisis del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) antes de determinar si lo que está sucediendo en las rías constituye un empeoramiento de la situación anterior -cuando se registraron cierres ininterrumpidos desde primavera que solo dieron una tregua en julio-, o bien se trata de un episodio tóxico diferente.

La primera posibilidad, que es la que maneja inicialmente la Consellería do Mar, sería la más idónea -algo así como un mal menor-, pues en caso de tratarse de un simple empeoramiento cualquier polígono cerrado un día puede reabrir solo unos días después. Pero si lo que sufren las rías es el inicio de un nuevo episodio tóxico -esto es lo que temen diferentes dirigentes del sector-, las consecuencias pueden ser nefastas, ya que los cierres de bateas podrían aumentar progresivamente en próximas semanas dando al traste con la esperada y necesaria campaña de la industria, es decir, el momento en que las conserveras multiplican sus pedidos.

Evidentemente, los mejilloneros están preocupados. No hay que olvidar que 2013 fue un año horrible tanto por las biotoxinas como por los temporales. Y lo que va de 2014 no ha sido mejor, ni mucho menos. Soportar ahora otro proceso de cierres se antoja insostenible para muchos bateeiros.

A la espera de acontecimientos, y dado que en esta época del año Galicia está repleta de visitantes -no todos tienen por qué conocer este tipo de episodios-, hay que insistir en que la presencia de biotoxinas, lo que popular y erróneamente se conoce como "marea roja", es algo totalmente natural y controlado a través del propio Intecmar y las Consellerías de Mar y de Sanidade.

Esto es tanto como decir que el mejillón que se extrae de forma legal en las diferentes rías y se comercializa por los cauces reglamentarios llega a las depuradoras, cocederos, conserveras y al consumidor final con totales garantías, de ahí que la degustación del mejillón gallego siga siendo de lo más recomendable.