El temor a un colapso en los hospitales por el cierre de camas en el verano ya se convirtió en realidad en O Salnés. Este fin de semana, siete pacientes de Medicina Interna han tenido que esperar entre 15 y 18 horas para ser ingresados a consecuencia del cierre de la tercera planta por vacaciones.

La situación es especialmente grave en un pequeño hospital comarcal en el que además se acumulan las urgencias debido a la elevada población del verano. Este domingo se atendieron nada menos que a 126 pacientes en este servicio, lo que significa el doble de los recomendados.

La junta de personal considera indigna la situación, pues los siete enfermos con sus acompañantes han tenido que soportar una larguísima estancia en los pequeños boxes (cinco de ellos) y en dos camas de observación, que han soportado estoicamente sobre camillas y sus familiares en incómodas sillas de madera.

A mediodía de ayer la situación todavía estaba sin resolver, porque los lunes son también días en que se registran las altas hospitalarias, en este caso imprescindibles para acomodar a los nuevos ingresados.

Tras compensar altas y bajas, las dos únicas plantas abiertas en el Hospital de O Salnés siguen colapsadas, por lo que un incremento del número de pacientes con necesidad de ingreso volvería a provocar de nuevo el problema.

Si esta situación es grave, todavía parece mayor en el servicio de Urgencias, que queda reducido a la mínima expresión en un momento en el que se forman los mayores picos de atención.

Los últimos datos son elocuentes: 126 enfermos el domingo; 118 el sábado, 96 el viernes; 114 el jueves; 110 el miércoles; 116, el martes y 110 el lunes, cuando su capacidad real es de 60/70 al día, pues todo el servicio se presta en un espacio de menos de 500 metros cuadrados.

Ello obligó a dividir los boxes individuales con biombos de modo que en cada uno se atienden a dos pacientes a la vez, con la diferencia de que en épocas normales la estancia no suele superar las tres horas, incluidas placas y demás pruebas analíticas.

Pero este fin de semana se superó el límite con creces, debido a que han entrado más pacientes que requirieron ingreso hospitalario por la mayor gravedad de sus dolencias. Estos siete enfermos tuvieron que aguardar a la gestión de altas para poder ingresar en las dos plantas habilitadas en O Salnés, con los consiguientes trastornos, incomodidades e indignidad que esa situación les obliga a soportar.

Cabe recordar que tanto el gerente del Área Integrada Pontevedra-O Salnés, José Manuel González como el del propio Hospital de O Salnés, Bibiano Fernández Arruty se habían comprometido a reabrir la planta tercera cuando la situación así lo requiera en verano.

El cierre de la tercera planta se decidió por un simple criterio de ahorro económico y en O Salnés se ha hecho siempre desde que se inauguró el tercer piso del Hospital, pero incluso el pasado año se reabrió unos días debido a un pico de ingresos que también se registró con motivo de las fiestas multitudinarias que se celebran en la comarca.

Pero este año parece que esta decisión es más difícil de tomar pues el cierre de camas afecta a todos los centros hospitalarios gallegos y en ninguno de ellos se han propuesto medidas de reapertura en este período, por lo que dificulta la simple solución de la que hablaban los responsables del centro.