Las Torres do Oeste acogen el próximo fin de semana una de las romerías históricas de mayor renombre y que de hecho cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

El Desembarco Vikingo cumple nada menos que la friolera de 54 años en los que ha tratado de representar el papel desempeñado por los vecinos de Catoira en la defensa de Galicia frente a los ataques piratas, especialmente vikingos y normandos.

"Úr-su-la" es el grito de guerra, el emitido por unos bravos guerreros del Norte, británicos y escandinavos, que entre mediados del siglo VIII y IX, entraron en las costas inglesas, francesas y alemanas en busca de tesoros, especialmente religiosos.

Y esa es la esencia de una fiesta que el próximo domingo, 3 de agosto, traslada a miles de visitantes a la enorme explanada que rodea las ruinas de las Torres do Oeste, uno de los yacimientos premedievales más importantes de la localidad.

La celebración está ya encima y de hecho ya desde hoy se celebran actividades relacionadas con la jornada del domingo en la que los drakkar vikingos intentarán el asalto de la costa gallega a través de la orilla catoirense.

Pero esos invasores se encontrarán con una fuerte resistencia al llegar y, sobre todo, en tierra, dónde serán vencidos por unos lugareños que no estaban dispuestos a permitir que estos guerreros pudieran llevarse los principales tesoros de la catedral compostelana.

Ello podrá verse el mismo día 3 de mayo en el entorno de la desembocadura del Ulla, en Catoira. Como también a partir de mañana se celebrarán los ensayos para las distintas representaciones históricas que se dramatizarán en la localidad.

Y se llega al momento culminante del próximo sábado, 2 de agosto, en el que se celebra una cena popular en el propio recinto de las Torres do Oeste, en la que se servirán desde mejillones, pulpo, carneiro y postre, al precio de 20 euros para los adultos y de 12 para los niños.

Pero también abrirán los puestos artesanales. Famoso es su mercadillo medieval, en el que se alquilan trajes de corte histórico para quien pretenda involucrarse de lleno en la fiesta.

Desde hace unos días se encuentran ya amarrados a puerto los distintos drakkar que van a participar en el remonte marítimo por el río Ulla y no se descarta que pueda acudir alguno procedente de aquellas tierras. Cabe recordar que el Ayuntamiento de Catoira está hermanado con Frederick Sund, que durante años participó de lleno en la celebración de esta romería vikinga que ha alcanzado fama allende las fronteras españolas.

Los actos se acompañan también de algo de misterio, en la víspera del asalto vikingo. El sábado, justo al término de la cena vikinga antes aludida, está prevista la celebración de la llamada "Noites de luz", que ofrecen los integrantes del grupo "Troula Animación".

Explican que la actividad comenzará a eso de la una de la madrugada para representar la pelea estre "Os Errantes" y el brujo Queimán. Se trata de un combate de fuego y percusión entre dos fuerzas: la del arzobispo Gelmírez y del vikingo Ulf, lo que quiere representar la lucha entre el bien y el mal, así como la exaltación de la tierra y la purificación del aguardiente. A saber, un auténtico espectáculo de magia al más puro estilo de Galicia.

Si esto ocurre ya por la noche, ¿qué no va a pasar durante el propio desembarco frente a las Torres do Oeste?. Sin duda, la única respuesta es el desenfreno.

Los asistentes llegan a mediodía al recinto y desde ese momento no dejan de beber de sus morrales el buen tinto del Ullán.

A eso de la una de la tarde se da la voz de alarma ya que entran los vikingos en la zona protegida. Tras el desembarco comienza un cruento combate en tierra con el que se consigue que los invasores pongan pie en polvorosa.

El espectáculo es tan llamativo, pues el escenario es el propio río Ulla, que son miles las personas que buscan el mejor sitio para contemplarlo. Uno de ellos es el llamado puente interprovincial, construido en los noventa por las diputaciones de Pontevedra y A Coruña.

La atalaya es quizás el mejor punto de visión, pero también los que se quedan en el recinto suelen pasar unas primera horas mágicas, donde no puede faltar el hecho de que rieguen al curioso con el exquisito vino de Pontecesures.

El entorno de las Torres se acondiciona durantes los próximos días con el fin de garantizar el éxito de esta nueva edición de la fiesta, donde tanto profesionales como aficionados contribuyen para que pueda salir todo a la perfección.

La fiesta se desarrolla durante todo el día y son muchos los asistentes que llevan incluso su propia comida, o bien toman algo ligerito en uno de los bares que autorizó la comisión.