Kiara es una perra mestiza de catorce años, sus dueños, una de ellas voluntaria de la protectora de animales, la recogieron en el centro de Vilagarcía -en la zona de O Castro- cuando tan solo tenía unos tres años. Esta perra muy miedosa e insegura -como suelen ser los cánidos que pasan tiempo abandonados en la calle- fue el ejemplo que tuvieron ayer los niños de la "Xogoteca" de Verano del colegio Anexo - A Lomba para conocer más de cerca la situación de los animales que viven en la calle.

Pasadas las 11 de la mañana comenzó la charla de las voluntarias de la protectora, enmarcada dentro de las actividades para trabajar la semana de la naturaleza, tal y como cuenta Nuria Daponte, una de las monitoras de la ludoteca.

Desde el minuto uno, todos los niños -de edades comprendidas desde los tres hasta los once años- estuvieron muy atentos y activos en el coloquio. "Pues yo tengo dos gatas y también un perro que son muy buenos y los cuidamos mucho", interrumpía Núa Mariño de seis años.

Mientras se hablaba de que las razas tan solo son unas modas, de que es primordial la responsabilidad a la hora de tener un animal en casa o que la venta, por ejemplo de perros, impide que se fomente que los cánidos de la protectora puedan tener un hogar, los niños hablaban de sus experiencias con los animales. "Pues yo una vez cogí dos cangrejos en la playa y uno era más grande que otro y lo quiso atacar", sorprendía a las voluntarias Pedro Dorgambide, de tan solo 4 años.

A su lado, estaba sentado Adrián Balsa, de 10 años, uno de los niños más atentos durante la hora que duró la charla y el único que contestó a la pregunta de qué hay qué hacer cuándo se quiere un animal. "Lo que tenemos que hacer es ir a la protectora para que los perros y gatos que estén allí puedan tener un hogar de verdad", dijo Balsa.

La actividad terminó con los niños pintando dibujos para decorar las carpas que puntualmente la protectora coloca en diferentes emplazamientos para captar socios y, si se puede, conseguir un hogar para alguno de los animales. Mientras Mariño pintaba un perro y un gato en un folio comentaba que la charla le había gustado mucho. "Me ha encantado. Yo si pudiera tendría una granja, mi abuela tenía una", contaba la niña.

A Dorgambide también le gustó el coloquio. "Me encantan los animales pero no tengo ninguno. Les tengo que decir a mis padres que me compren un perro", afirmaba el niño al que todavía no le había quedado claro que la mejor opción es adoptar.