El juicio a Marcial Dorado en la Audiencia Nacional continuó ayer con la lectura de las manifestaciones efectuadas por aquellos testigos que no acudieron a las vistas celebradas en Madrid ni prestaron declaración por videoconferencia. Uno de ellos fue el contable Vicenzo Liparulo, que fue gestor de fortunas del contrabandista arousano en Suiza.

En el escrito remitido al juzgado, Liparulo indica que cuando en la década de los 90 Dorado empezó a ingresar su dinero en bancos suizos, estas entidades realizaron una investigación del patrimonio y las empresas del arousano, llegando a desplazar a gente a Galicia, y que en el transcurso de sus pesquisas vieron que Dorado contaba con empresas en activo y que no tenía ninguna causa judicial pendiente.

En los próximos días también se procederá a la lectura de las manifestaciones de otro testigo suizo, Michael Haengi, que fue intermediario de la multinacional tabaquera Reynolds. En las últimas jornadas de la vista oral la defensa del arousano ha intentado demostrar que éste forjó su fortuna con la compraventa de tabaco en zonas libres de impuestos, como Andorra o Gibraltar.