Desde el primer momento en que el pazo pasó a formar parte del patrimonio municipal, el objetivo fue el de convertirlo en un centro de formación agrícola. No era para menos, la finca ronda los 40.000 metros cuadrados de superficie, en los que se reparten viñedos, fincas y un gran jardín con especies de alto valor ecológico.

Retirada la protección integral sobre el edificio, el Concello se plantea ahora dotar el edificio principal de aulas de formación, además de retirar por completo aquellos elementos añadidos por sus anteriores dueños, la familia Charlín, que han dejado el antiguo pazo totalmente irreconocible. Las instalaciones también se ceden para todo tipo de celebraciones.