En los tiempos que corren, caracterizados por la ruptura entre necesidades reales y la ficción, retroalimentación, de la clase política, también hay actividad normativa que debe resaltarse.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) de 18 de junio publicó el Real Decreto 416/2014, que está pasando desapercibido y que puede representar una fantástica oportunidad para la comarca de O Salnés.

Es un tren que habrá que coger, porque cabe la posibilidad de que sea la única vía de avance para nuestro pequeño, fraccionado, artesanal y poco informado sector turístico. El modelo que ofrece, qué duda cabe, tiene el problema de considerar la naturaleza como un instrumento al servicio del turismo. Es éste, sin duda, a día de hoy, un enfoque afortunadamente superado en el sentido de que la humanización en entornos naturales no debe ser la vara de medir del valor medioambiental.

No obstante, este "Plan sectorial de Turismo de Naturaleza y Biodiversidad 2014-2020" tiene aspectos positivos, de modo particular para los espacios de la Red Natura 2000 con repercusión en casi la totalidad de Galicia pero, especialmente, en municipios como O Grove y en la comarca de O Salnés.

Plantea el turismo de naturaleza como el futuro -yo diría que ya es presente- del turismo, bajo la viga maestra de la conservación de la biodiversidad, como atractivo de destino para ese turismo de naturaleza y planifica una serie de objetivos y acciones. En este aspecto no podemos olvidar que un ya viejo estudio de la Comisión Europea de 2011 señalaba que el 21% de los visitantes otorgaban importancia básica a la presencia en los destinos de espacios de la Red Natura 2000. Menciona datos, ya sobrepasados, del informe especial de la Organización Mundial de Turismo (2002) sobre el mercado del ecoturismo o las treinta y cinco millones de pernoctaciones anuales en la España del 2007, asociadas al turismo de naturaleza.

Este Real Decreto no refleja, porque no la hay, ninguna acción destacable en este sentido en Galicia, por cuanto el desarrollo de este sector en el Estado español está ligeramente avanzado en el Cantábrico, con presencia activa de diversas Fundaciones y organizaciones sectoriales. E incluso cita algunas iniciativas de turismo ornitológico en Extremadura y Castilla-León. Recuerda, también, modelos europeos como la Carta Europea de Turismo Sostenible en Espacios Protegidos (CETS) o recomienda incluso el método "club" para organizar el tejido empresarial.

Plantea, en fin, cuatro objetivos concretos. El primero configurar un producto turístico en la Red Natura 2000 para fomentar a nivel local un turismo de naturaleza sostenible. Y, lógicamente, como segunda finalidad establece acciones para promover ese turismo de naturaleza focalizándolas en aquellos espacios reconocidos por su compromiso con los valores medioambientales. La tercera meta pretende implicar a todos los interesados, empresarios, administraciones e instituciones turísticas en el respeto y mejora de la biodiversidad, mientras que la cuarta meta se fija en mejorar conocimientos, información y formación relacionados con el turismo de naturaleza.

Es imprescindible, para huir de una vez del viejo sector turístico destructor de recursos naturales, empezar a valorar la gran riqueza en biodiversidad de la que disponemos y transformar nuestro minifundista sector turístico en una vanguardia que coadyuve al respeto y la conservación de la naturaleza.

Es necesario llevar al altar de lo sagrado de cada operador turístico conceptos como Parque Nacional das Illas Atlánticas, Red Natura 2000, Lugar de Importancia Comunitaria, Espacio Intermareal o Zona de Especial Protección para las Aves. Y, por supuesto, debe hacerse con la implicación activa de la Administración pública; no por un afán intervencionista, sino porque la naturaleza y la biodiversidad son patrimonio público y es evidente la necesidad de garantizar valores que son de cada uno de los ciudadanos.

Esperemos que esa ruptura entre la realidad y la política no se manifieste también aquí y el importante cambio conceptual que puede significar la implantación de este Plan Sectorial cuente con la implicación puntera y entusiasta de Administración, empresarios y agentes turísticos en general. Y no por nada, sino porque no queda otra para la supervivencia del sector.