Con solo cuatro polígonos bateeiros disponibles en Galicia -tres de ellos en Arousa y uno en la ría de Vigo-, poco o nada puede hacer el sector mejillonero para satisfacer la creciente demanda que formulan sus clientes.

Aún así, los bateeiros tratan de abastecer al mercado -aunque sea bajo mínimos- dando salida al poco producto que queda en los parques de cultivo flotantes que siguen abiertos porque a ellos no han llegado todavía las células tóxicas, o bien porque sus niveles han bajado lo suficiente.

Ayer, sin ir más lejos, la actividad fue frenética durante toda la jornada en muelles como los de A Illa y Vilaxoán (Vilagarcía), donde decenas de barcos descargaron tanto para industria como para el mercado de fresco, es decir, el destinado a la venta directa al consumidor tras su paso por depuradora.

Y ese mercado de fresco está especialmente activo en esta época del año, en gran parte debido al tirón de las fiestas de San Juan que se organizan en casi todos los pueblos y tienen en el mejillón uno de sus "productos estrella".

Evidentemente, el hecho de que 46 de los 50 polígonos existentes en Galicia estén cerrados en estos momentos a causa de la presencia de toxinas lipofílica o de la amnésica -en algunos casos incluso con una conjunción de ambas- hace que las operaciones de descarga se concentren en los cuatro aún operativos.

Pero también es cierto que cada día que pasa queda menos molusco en las cuerdas de sus bateas, y de hecho a pesar de la frenética actividad registrada ayer en puertos como el isleño, puede hablarse ya de una situación de desabastecimiento generalizada.

Como se explicaba ayer, esto hace que el sector mitilicultor empiece a desesperarse. La moderada preocupación inicial -este episodio tóxico característico de primavera comenzaba a gestarse en marzo- ha alcanzado ya niveles de alerta generalizada, pues pronto tendría que empezar la campaña de la industria -cuando las fábricas conserveras tiran del carro- y sin embargo, como es lógico, habrá que posponerla en caso de que las biotoxinas continúen en las rías.

Por el momento no se aprecian signos de recuperación, lo cual causa importantes incertidumbres no solo a los productores, sino también a las depuradoras, los cocederos -que ya llevan tiempo a medio gas o parados- y las conserveras.