Cerca de un centenar de personas participaron en la mañana de ayer en un simulacro de lucha contra la contaminación marina en la ría de Arousa. El operativo se inició a las 7.30 horas, momento en el que supuestamente un barco mercante sufrió una avería en su máquina a kilómetro y medio del Puerto de Vilagarcía, embarrancando y causando una supuesta mancha de 500 toneladas de fueloil pesado que se dirigía hacia la playa de Compostela y la isla de Cortegada.

El simulacro significó un gran revuelo durante toda la mañana en el entorno de la playa de Compostela y de la rada vilagarciana, con helicópteros sobrevolando la zona, embarcaciones intentando contener la mancha (simulada con corteza de eucalipto, palomitas y mandarinas) y hombres en la playa, vestidos con los monos blancos que se hicieron populares tras la catástrofe del Prestige, y que se encargaban de recoger el residuo.

El ejercicio fue organizado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima y la Agencia Europea de Seguridad Marítima. Se trata del primer simulacro de estas características en el que participa el Ministerio desde que el 28 de abril pasado se aprobó el Plan Estatal de Protección de la Ribera del Mar contra la Contaminación. Dicho plan desgrana el operativo que activaría el Estado en un caso de emergencia de nivel 3, así como la posibilidad de que las administraciones autonómicas pidan medios estatales en casos de nivel 2, como era el caso del que se simuló ayer.

Zona de sacrificio

Itziar Martín, que es técnico de la Dirección General de Costas, explicó el desarrollo del simulacro. Así, tras la avería del barco y el subsiguiente vertido, la mancha se dirigió hacia el nordeste. La respuesta de los equipos de emergencias consistió en desplegar barreras flotantes de anticontaminación, para contener el supuesto combustible, al tiempo que se habilitó una "zona de sacrificio" en una esquina de la playa de Compostela, junto a la desembocadura del arroyo de A Tripeira, por ser el lugar hacia el que se dirigió intencionadamente el vertido que no se podía recoger en el mar. Una vez en la playa se establecieron cuatro zonas de recogida y se desplegaron unas 40 personas vestidas con los monos blancos, y protegidos por mascarillas, que recogían los restos de residuos del agua. Lo hacían a mano y con materiales absorbentes.

Para ello se abrieron varios "corredores sucios" en la arena, cuyo objetivo era evitar ensuciar toda la playa con los trabajos.

El simulacro se dio por finalizado a primera hora de la tarde con la recogida del supuesto fuel-oil (que ya se había visto mermado por una gran cantidad de gaviotas que sobrevolaban el arenal) y su posterior traslado a una planta de tratamiento a cargo de un camión de Sogarisa, una sociedad especializada en residuos peligrosos.

En Vilagarcía ya se hizo hace un año un simulacro de grandes proporciones. En aquella ocasión se trataba de un accidente marítimo y se ensayó el operativo sanitario.