"Me fui a la emigración en 1972, con 17 años, y cada vez que volvía de vacaciones me sorprendía de todo lo que hacía esta comunidad. Así que cuando regresé de forma definitiva, en 2005, quise entrar en la directiva porque me parecía muy interesante todo lo que se puede hacer desde ella. Me siento muy orgulloso de que el pueblo haya confiado en mí". Silvino Magariños es el presidente de la entidad, pero destaca el papel jugado en el desarrollo de la misma por otras dos personas: la secretaria Mónica Güimil y el tesorero Víctor Conde. "Son dos personas jóvenes que tienen sus trabajos, pero que le dedican mucho tiempo a San Lourenzo, porque esta es una comunidad que por sus características requiere mucha dedicación".

La entidad también genera puestos de trabajo directos e indirectos. Entre los primeros se encuentran dos empleados contratados a tiempo completo durante todo el año, uno con contrato parcial que se encarga de mantener limpio el cementerio, y el socorrista de la piscina, que trabaja en verano. Entre los indirectos figura por ejemplo el personal de la cafetería del centro cultural.

En San Lourenzo de Nogueira hay unos 200 comuneros (para serlo hay que tener casa en la parroquia y que ésta "bote fume", un requisito antiguo con el que se pretende garantizar que el vecino pase una gran parte del año en el lugar), y Silvino Magariños confiesa que algo que le duele "es que haya reuniones a las que vienen solo 70 o 80 personas. Algo que me gustaría mucho, de lo que me sentiría muy orgulloso, es de que todos los comuneros viniesen a las asambleas. Porque en ellas se habla de cosas importantes para la parroquia y los vecinos".