Antonio Goldar pertenece a la tercera generación de una familia que siempre ha tenido el mundo del vino como referencia vital, algo que se nota a la hora de elaborar los caldos que salen de su bodega de Xil, en el vecino municipio de Meaño. Goldar reconoce que, a sus 41 años, la elaboración del vino "es una pasión personal y familiar" al haber crecido "en el medio del campo". Asiduo comensal en la Festa do Viño Tinto de Barrantes se decidió hace poco a participar con uno de sus caldos

-Es la segunda ocasión consecutiva en la que logra el mejor premio a la variedad autóctona.

-Si. Llevo una docena de años acudiendo a la celebración, pero nunca había presentado ninguno de los vinos que cosechamos hasta que el pasado año, unos amigos con los que acostumbro a ir a Barrantes, me retaron a presentar el vino que elaboro porque sabían que era de calidad. Fue un poco de cachondeo pero nos hicimos con el primer premio, y esta edición repetimos.

-¿Están suficientemente reconocidos vinos como el Tinto Barrantes?

-No es una variedad que cultive. Tengo una pequeña bodega integrada en Rías Baixas, porque la Denominación de Orixe del albariño le da valor al producto, algo que no ocurre con la hoja redonda del Tinto Barrantes. Incluso el vino de la variedad autóctona que elaboro es para consumo personal, apenas preparo 1.000 litros.

-¿Su bodega se centra exclusivamente en albariño?

-Somos una bodega artesanal que elaboramos el vino "Avó Roxo" en honor a la primera generación de viticultores, que fue mi abuelo y ese era el apodo que tenía. Esa es nuestra principal actividad y nuestra gran apuesta. Colaboramos con la Festa do Viño Albariño de Autor de Meaño, donde siempre hemos participado.

-¿Existe algún truco para distinguir un buen vino?

-Evidentemente, es cuestión de paladar, el aroma siempre nos va a indicar si el vino que vamos a beber es de calidad o no.