La Policía Local de Cambados buscó durante la tarde y la noche de ayer a dos niños de corta edad que según tres vecinas de la localidad estaban borrachos. La primera persona que los vio se acercó hasta la base de la policía e indicó que se encontraban frente a la plaza de abastos (en pleno centro de la villa), y que uno de ellos llevaba una botella y un vaso de cristal, que al parecer rompió contra una esquina del edificio. Según la vecina alertante, uno de los niños tenía entre tres y seis años, y el otro entre nueve y doce.

Una patrulla de la Policía Local se desplazó entonces hasta ese lugar con la intención de localizar a los niños, pero no los encontró. Sin embargo, poco después en la base recibieron dos llamadas telefónicas de otras dos mujeres (efectuadas desde dos números distintos), que aseguraban también haber visto a los niños en estado de ebriedad.

En este caso los situaban en las inmediaciones de un bar situado entre la avenida de A Pastora y la Rúa Nova, a menos de 300 metros de distancia de la plaza de abastos.

Según explicaron anoche fuentes policiales, una de las mujeres relató que había intentado acercarse a los dos niños, pero que en ese momento salieron corriendo.

Así las cosas, la Policía Local envió de nuevo la patrulla al punto al que habían señalado las dos mujeres que llamaron por teléfono, pero que tampoco entonces encontraron a los infantes.

Así las cosas, a primera hora de la noche la policía cambadesa mantenía un operativo para intentar localizar a los menores y poder determinar si efectivamente estaban bajo los efectos del alcohol y cómo se habían hecho con la botella de bebida.

Credibilidad

Fuentes policiales señalaron que, de todos modos, desconocen si los chicos eran de Cambados ni la edad exacta de los mismos, aunque sí dieron credibilidad al hecho al haber recibido el aviso de tres personas distintas, una de las cuales es una profesional del mundo de la justicia.

Los establecimientos comerciales acusados de dispensar bebidas alcohólicas a menores de edad se enfrentan a sanciones muy severas, que en algunos casos pueden llegar a los 600.000 euros en el caso de ser reincidentes. En los últimos meses, por ejemplo, una pastelería extremeña fue condenada a pagar una multa de 30.001 euros, mientras que un bar de Langreo tuvo que pagar 7.000 y un negocio de Ávila fue obligado a cerrar nueve meses.