Una escultura esculpida en piedra y policromada de Santiago Apóstol es la única figura que se ha salvado de los efectos de la cal que en la Edad Media se arrojó en el interior de muchos templos para prevenir pestes como la lepra, el cólera y otros.

Dichas medidas de desinfección han arruinado las antiguas policromías. En San Martiño de Sobrán todavía se puede apreciar el efecto de este desinfectante de color blanco sobre las paredes interiores del edificio religioso.