El sector bateeiro gallego está en situación de alerta máxima. La confluencia de las toxinas amnésica (ASP) y diarreica (DSP) de la que se daba cuenta ayer en FARO hace que el episodio tóxico iniciado a principios de primavera amenace con prolongarse en el tiempo, lo cual se sumaría a un año tan nefasto para los productores, depuradores y cocederos como el vivido en 2013.

Por esta razón, los mejilloneros temen que el actual ejercicio vuelva a resultar "horrible" para sus intereses, de ahí que exijan explicaciones a la Consellería do Medio Rural e do Mar.

Y es que en el sector mitilicultor creen que la Administración debe defenderlos y debe responder ante las consecuencias del método químico impuesto por la Unión Europea para detectar la presencia de las biotoxinas marinas. Insisten en que les perjudica notablemente, tal y como vienen advirtiendo algunos productores desde hace años, incluso mucho antes de que se pusiera en marcha este mecanismo de control.

Dado que el 1 de enero el químico será el método de referencia, los bateeiros consideran que "a partir de ahora estaremos condenados a cierres mucho más prolongados" en sus viveros flotantes, "tal y como se está demostrando tanto en la recta final del pasado año como en el actual".

En este sentido, hace meses se dijo que la Consellería do Mar -a través de la directora del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), "iba a hacer gestiones y mantener reuniones tanto en Madrid como en Bruselas para que el Estado español y la Comisión Europea dieran marcha atrás con el método químico y salvaguardar así los intereses del sector en Galicia".

Lo que sucede, lamentan, es que "quizás esas reuniones se llevaron a cabo, pero nadie nos dijo absolutamente nada de los resultados obtenidos, no se nos explicó si hay posibilidades de cambio o no y, sobre todo, se nos dejó tirados, sufriendo las terribles consecuencias de estos continuos periodos de inactividad".

Los dirigentes bateeiros que así se pronuncian se muestran indignados con la Administración, pues aunque reconocen que los episodios tóxicos son procesos naturales "con los que estamos acostumbrados a convivir", consideran que se les está haciendo mucho daño con el nuevo método analítico, por eso vaticinan que "si esto sigue así la economía familiar de cientos de hogares gallegos se irá a la ruina".

Todas estas reflexiones se producen cuando, como se explicaba ayer, están cerrados el 90% de los polígonos mejilloneros de la comunidad autónoma. Solo quedan disponibles para la actividad extractiva cuatro situados en la ría de Arousa y uno en la de Ares-Betanzos, mientras que en todos los demás está terminantemente prohibido recoger molusco para su comercialización.

Hay que incidir también en que este nuevo parón en el sector mitilicultor mantiene bloqueada la actividad en empresas depuradoras, cocederos y conserveras.

Algunas industrias -las que menos- trabajan a un ritmo lento aprovechando el poco mejillón que pueden suministrarles desde las bateas aún abiertas, pero en la práctica puede hablarse de un cierre casi total de la actividad, con lo que esto supone de desabastecimiento de los mercados, pérdida de ingresos y reducción de puestos de trabajo.