"En el mes de diciembre de 1963 desapareció en el Océano Atlántico el mercante español 'Castillo Montjuich' junto a sus 37 tripulantes. Transportaba un cargamento de maíz que había embarcado en Boston y tenía como destino el puerto de La Coruña. Ninguna transmisión por radio, ningún cuerpo, ningún resto de la carga, ninguna mancha de aceite o combustible, ningún rastro". Así se presenta el libro "Vida y tragedia del mercante Castillo Montjuich, de la Guerra Civil española a su naufragio (1936-1963)", una obra de Manuel Rodríguez Aguilar editada en 2008 que "saca a la luz el expediente administrativo y la causa militar, que han permanecido guardadas en los archivos oficiales y sin acceso a su consulta durante este tiempo, y aporta la más vasta y completa relación de documentos y fotografías que ayudan a reconstruir y desvelar el misterio de esta tragedia de la Marina Mercante española, así como sus causas y sus consecuencias".

Este trabajo literario de Manuel Rodríguez Aguilar, nacido en Madrid en 1958 y oficial de la Marina Mercante por la Escuela Superior de la Marina Civil de La Coruña, es solo uno de los trabajos en los que se narra lo sucedido con aquel misterioso suceso.

En las crónicas de entonces, como no podía ser de otra manera, fue testigo fiel FARO DE VIGO, que prestó especial atención al supuesto naufragio y, de manera especial, centró la labor periodística en los marineros gallegos, entre ellos algunos arousanos.

Las familias de los desaparecidos, lógicamente dados por muertos, recuerdan aquellos momentos con tristeza y hablan de los náufragos aún con incredulidad e incertidumbre.

Muchos recuerdan aún lo dicho entonces por las familias. En aquella época era corresponsal de FARO en Vilagarcía un personaje tan conocido y querido como Jesús Diéguez Patiño, que se entrevistó con los allegados de los desaparecidos en sus propias casas, a un lado y otro de la ría.

El 2 de enero de 1964 hablaba para FARO la hija de una de las víctimas, José Manuel Vilanova Castrelo, vecino de Cornazo (Vilagarcía). Desconsolada, Olga Vilanova explicaba que su padre cumpliría 55 años apenas tres meses después y que aquel en el que desapareció para siempre "era su último viaje, ya que tenía decidido desembarcar definitivamente al rendir escala el barco en La Coruña".

Habían recibido noticias suyas en una carta enviada desde Boston. "Nos decía que llegaría a La Coruña entre el 20 y el 21 (de diciembre de 1963), y en vista de esto decidimos mamá y yo que iríamos a esperarle; además mi hermano menor, que se licenció de La Marina estos días, también se quedó en La Coruña para esperarle".

Todos estaban ansiosos por recibir a aquel hombre que había decidido jubilarse a los 55 años porque "tenía una gran ilusión por sus nietos. Le gustaba mucho jugar y entretenerse con ellos; y además decía que ya estaba cansado de mar porque empezó a navegar a los 14 años".

El vilagarciano José Manuel Vilanova Castrelo llevaba poco tiempo en el "Castillo de Montjuich", desde marzo de 1963. "Estaba de permiso y al reincorporarse lo destinaron a este barco -relataba su hija Olga-. Se llevó un disgusto muy grande porque decía que no le gustaba; ya había navegado hacía muchos años en él".

En aquella entrevista concedida al decano de la prensa nacional la hija del calderero del "Castillo de Montjuich" relataba que habían preguntado a la casa consignataria, en A Coruña "y nos dijeron el día 19 (de diciembre de 1963) que, efectivamente, se le esperaba el 20; pero cuando al otro día volvimos a preguntar nos respondieron que no podían concretar, y así estuvimos hasta el día 24. Después, el 26, oímos la radio y las noticias de que se desesperaba de encontrarlo. Inmediatamente llamamos a Madrid, a la casa armadora y me dijeron que desde el día 14 no volvieron a tener noticias del barco".

Otros dos hijos de José Manuel Vilanova explicaban que el 29 de diciembre de 1963 recibían una carta de la compañía, fechada dos días antes, comunicándoles que ante la tardanza del buque daban cuenta a las autoridades.