El abogado Manuel Abalo, último superviviente del grupo de fundadores de la Festa do Albariño de Cambados y expresidente del Casino de Vilagarcía, fue enterrado ayer en Vilagarcía a los 88 años.

Manuel Joaquín Abalo Ozores, nacido en Vilanova de Arousa, fue uno de los invitados de excepción a la mesa en la que Bernardino Quintanilla y Ernesto Zárate crearon la fiesta de mayor proyección de la comarca de O Salnés y quizás de Galicia.

La gestación de esta cita se produjo en el transcurso de una de las comidas que se celebraba cada miércoles en la casa de las hermanas Quintanilla, como recordaba el propio Abalo en un artículo publicado en FARO DE VIGO en 1998.

Decía este último testigo de excepción de aquel acontecimiento que éste surgió en una de las comidas de los miércoles pues la fama de las hermanas Quintanilla en la cocina era excepcional y en su mesa nunca faltaban "deliciosos caldos albariños".

De ahí que en el artículo publicado por este periódico, Abalo reconociese que "cada año que pasa" venían a su memoria "una serie de hechos que dieron origen a su nacimiento y a lo que luego sucedió cuando se decidió realizar un concurso de vinos albariños, a partir del cual nació la fiesta".

Explicaba el último de los integrantes de aquella mesa que el origen de este concurso del vino albariño "se produjo en una de las habituales comidas de las hermanas Pepita, Manuela, Ramona y Maruja Quintanilla Álvarez, personas de inolvidable recuerdo para cuantos tuvimos el honor de haberlas conocido y de compartir con ellas las exquisiteces de su cocina y de su mesa, siempre bien servida y atendida, en la que no faltaban unos caldos albariños que se cultivaban de forma artesanal, pero que eran un verdadero placer y deleite para el paladar".

En aquella crónica de Manuel Abalo también hacía referencia a dos ilustres cambadeses de la época que fueron los verdaderos artífices de la actual fiesta.

"La memoria de los hombres acostumbra a borrar o dejar en el olvido a aquellas personas que, dada su condición o su calidad humana y por haberse erigido en protagonistas, consintieron que otros gozaran de los laureles de lo que ellos concibieron" y que, en este caso, explicaba, fueron "Bernardino Quintanilla Álvarez y Ernesto Zárate", a los que califica como los verdaderos padres de la Festa.

También quiso dejar constancia en aquel artículo de FARO que la casa de las hermanas Quintanilla se encuentra encima de la que a finales de los noventa era la sucursal de la Caixa de Aforros Pontevedra y que albergaba también el Casino de Cambados.

Aseguraba que en ese inmueble "nació el Concurso del Vino Albariño" e indicaba que él lo sabía en aquel momento porque "soy el único que pervive de los que se sentaron ese día y ese miércoles a la mesa, en la casa de las hermanas Quintanilla y en la que hacía de anfitrión su hermano Bernardino que acudía, desde Vigo, todos los miércoles del año para atender a sus clientes, como abogado".