Con cierto abandono, tratando de "escurrir el bulto" y evitando dar explicaciones claras ante la corporación municipal. Así actuó el gobierno tripartito de O Grove en la sesión plenaria celebrada el jueves, cuando el PSdeG-PSOE se hizo eco de la denuncia formulada hace un par de semanas por FARO DE VIGO, al destapar que personas ajenas al Concello utilizan medios municipales e incluso diferentes despachos de la casa consistorial como si estuvieran en su propia oficina.

El líder de los socialistas, José Antonio Cacabelos Rico, preguntó por esta situación y pidió explicaciones al ejecutivo que preside el conservador Miguel Ángel Pérez García.

El alcalde se limitó a despachar el asunto diciendo que desconocía los hechos, pero el que se lanzó inmediatamente a responder a los socialistas, como si quisiera justificar la situación denunciada, fue el galeguista Alfredo Bea García.

Pero todo quedó en un amago, pues en lugar de ofrecer las explicaciones claras y concisas que se le reclamaban, si es que las tiene, se dedicó a echar balones fuera, incluso citando amigablemente a José Cacabelos para explicarle lo sucedido una vez terminada la sesión plenaria, es decir, de manera extraoficial.

De este modo se evitaba que el conjunto de la corporación se enterara de lo que sucede y de por qué algunas personas utilizan despachos municipales como si fueran suyos.

Así pues, el asunto se quedó en prácticamente una anécdota, sin que nadie explicara por qué hay personas que se sientan en los despachos de algunos concejales como si trabajaran en el Concello o tuvieran algún tipo de representatividad cuando en realidad no tienen absolutamente nada que ver con la Administración local.

Como se dijo en el momento de plantear esta situación, la casa consistorial se quedó medio vacía a raíz del traslado de la mayor parte de los servicios y de la práctica totalidad de la plantilla al edifico administrativo de la calle de Cándido Acuña Blanco.

Esto ha despejado considerablemente los despachos y pasillos, dejando un tanto desangelado al consistorio de O Corgo.

Por esta razón, en ocasiones incluso pueden pasearse personas de un lado a otro, entrando y saliendo de despachos, sin que nadie les llame la atención, e incluso sin ser vistas.

Paralelamente se da el caso de esas personas externas, ajenas por completo a la labor institucional y al Concello, que con el beneplácito o ante el pasotismo de algunos miembros del grupo de gobierno tripartito no dudan en campar a sus anchas por la casa consistorial, a pesar de que en algunos despachos se depositan documentos oficiales o incluso confidenciales.

Ni que decir tiene que la situación creada parece hacer imprescindible un mayor control del uso de estas instalaciones, y sobre todo requiere una respuesta contundente por parte del gobierno para que esas personas ajenas al Concello dejen de acceder libremente a material, servicios e incluso documentos municipales.

Por lo visto en el pleno ordinario del jueves el tripartito tuvo una buena oportunidad para poner fin a esta situación y garantizar que no se repetirá, pero como queda dicho, el ejecutivo grovense parece restarle importancia y no se muestra demasiado dispuesto a actuar.