Siempre quedará el recurso del producto importado, y los menos concienciados con la preservación de los caladeros incluso seguirán consumiendo crustáceo adquirido de manera ilegal. Pero los verdaderos amantes del "centollo de la ría", a la que se presupone mayor calidad que a ninguna otra, les quedan la horas contadas para disfrutar de este recurso.

Mañana se celebra una reunión en la que decidir si se establece un nuevo aplazamiento en la campaña extractiva -finalizaba el pasado día 15 pero sigue abierta- o si, por el contrario, se cuelgan los aparejos.

Si la temporada finaliza este cotizado producto, convertido en una de las estrellas de la oferta culinaria de las rías gallegas, tendrá que desaparecer de las mesas hasta el mes de noviembre.

Sea como fuere, hay que empezar a hacer balance, claramente influenciado por los constantes temporales de otoño e invierno. El mar revuelto favorece el "enmalle" del centollo en las redes -el arte de pesca empleada es el miño-, pero también es cierto que vendavales como los registrados durante esta campaña impiden que la flota salga a faenar, y a menos jornadas de pesca, menos ingresos.

Pobres resultados

"Fue una temporada muy mala porque en noviembre y diciembre el mal tiempo impidió que se sacara todo el producto necesario, y todos sabemos que esas fechas -tras la apertura de la campaña y antes de Navidad- son muy importantes para el sector", lamenta la vicepatrona mayor de la cofradía de O Grove, Dolores Gondar.

Escasez

Si se analizan las cifras la conclusión es clara: en esta temporada de pesca que agoniza se vendió poca centolla y los ingresos para el sector se han visto reducidos de manera sensible.

Desde que se abrió la campaña en noviembre de 2013 hasta la actualidad se comercializaron alrededor de 174 toneladas del preciado crustáceo, por valor de dos millones de euros, mientras que en el mismo periodo de la campaña anterior, es decir, desde noviembre de 2012 hasta abril de 2013, habían sido 324 toneladas y 2,6 millones de euros en ingresos.

O Grove, al frente

Como es habitual, la lonja de O Grove es una de las que más centollo venden, ya que en A Coruña también se comercializan importantes cantidades. Pero en lo que marca las diferencias la rula grovense es en los precios, pues gracias a la mayor calidad de su producto suele cotizar más alto, de ahí que este puerto arousano sea el que mayores ingresos consigue de toda Galicia.

Con más de 31 toneladas de centollo vendidas desde que comenzó la temporada, y unos ingresos de 524.000 euros, la lonja grovense vuelve a ser la referencia en Galicia.

En este puerto arousano el afamado "rey de los mariscos" llegó a marcar precios máximos de hasta 47 euros en la recta final de 2013 -aprovechando el tirón de las fiestas navideñas-, para situarse su tope, en lo que va de 2014, en torno a los 31 euros por kilogramo.

La rula de A Coruña, por su parte, vendió en el mismo periodo 53 toneladas de este crustáceo, pero sin embargo ingresó por ello 72.000 euros menos que la lonja grovense.

Y eso a pesar de que en el puerto de la ciudad herculina el "primer mío" de la subasta llegó a estar en 50 euros por kilogramo.

Ribeira y Cambados

Ya a mucha distancia se quedan lonjas como la de Santa Uxía de Ribeira, que comercializó casi 27 toneladas, para ingresar por ello 256.000 euros, con topes de 40 euros.

En cuanto a otros puntos de venta destacados, puede aludirse a Cambados, con más de 9 toneladas de centollo en el mismo periodo, en este caso con un importe de 175.000 euros y un precio máximo de 46 euros.

Sin salir de las Rías Baixas, decir que la lonja de Muros vendió casi 16 toneladas, con un importe de 127.000 euros; mientras que en el puerto de Vigo se llevaron al mercado 8 toneladas, con un resultado de 110.000 euros.

Bueu y Cangas

La escasez de producto también se hizo notar en puertos como el de Bueu, que tuvo que consolarse con poco más de dos toneladas de centollo y 38.000 euros facturados, a lo que pueden sumarse cerca de tres toneladas en Cangas, por 30.000 euros, y casi 4 toneladas en Fisterra, donde el sector obtuvo 31.000 euros.

En el momento de destacar a algunos de los puntos de primera venta gallegos puede aludirse, igualmente, al de Burela, con casi siete toneladas y 92.000 euros ingresados.