El departamento de Estradas de la Xunta de Galicia aún ha remitido al Concello de Vilagarcía el estudio técnico para solucionar el problema de los accesos al polígono industrial de Bamio. Pero sí se ha avanzado que la solución para mejorar la curva cerrada en los accesos a la zona industrial desde Abalo, afectará a terrenos de los términos municipales de Catoira y Vilagarcía.

La reforma de los accesos para facilitar el paso de los camiones pesados con materias primas y maquinaria es una de las principales reivindicaciones de los empresarios del polígono de Bamio desde hace años.

La carretera PO-548 en su tramo del término municipal de Vilagarcía de Arousa, según el informe sobre aforos de la Axencia Galega de Infraestructuras correspondiente a 2013, soporta una media diaria de 485 vehículos pesados, repartiéndose al 50% los camiones en ambos sentidos del vial.

Entre las empresas del polígono está una carrocera, actualmente en fase de expansión, una empresa metalúrgica que construye piezas grandes para maquinaria pesada, y una maderera. Estas principales firmas generan suficiente tráfico pesado en la zona como para que se tenga en cuenta la reforma.

Los empresarios del polígono industrial de Bamio también han puesto de manifiesto al Concello y a la Administración autonómica las deficiencias de seguridad vial en el tramo de la vieja carretera, al que dan las principales entradas de las fábricas. La zona carece de aceras, por lo que los vecinos, los trabajadores y los usuarios del polígono tienen que caminar por la calzada esquivando la presencia de vehículos. La Administración autonómica comenzó hace unos años la construcción de un tramo de aceras en Bamio, pero las obras no llegaron al polígono industrial.

La zona fue visitada el año pasado por el delegado territorial de la Xunta de Galicia, José Manuel Cores Tourís, acompañado del alcalde Tomás Fole.

Posteriormente los técnicos del departamento de Estradas, acompañados de topógrafos, hicieron una inspección "in situ" de laos accesos, quedando en elaborar un estudio técnico que solucione el problema del acceso del tráfico pesado al polígono industrial.

Además de estas deficiencias, varias empresas de esta superficie empresarial se quejan también de problemas con el suministro eléctrico y con el servicio de internet.

Algo menos de siete millones de euros. Es el presupuesto establecido por la Xunta para la ansiada Variante de Alba, una futura carretera que unirá las de Vilagarcía y Santiago como alternativa a la sinuosa e insuficiente PO-225. La Axencia Galega de Infraestructuras acaba de cumplir 2 años de trámites para el diseño de este vial, que el gobierno local siempre planteó como el arranque Norte de la ronda urbana, si bien la Xunta huye de esa denominación. En mayo de 2012 se adjudicó por unos 50.000 euros la redacción del proyecto, y un año después. En mayo de 2013, se inició un proceso de consultas ambientales. Ahora se da a conocer el presupuesto (en concreto 6.930.000 euros) pero sigue sin establecerse un calendario de ejecución. Aunque la Axencia asegura que el compromiso "sigue en pie", la ausencia de esta obra en el presupuesto autonómico de este año impedirá ejecutarla antes de 2015. Además, aún restan numerosos trámites, entre ellos, el proceso de información pública.

La lentitud de este tramo contrasta con la relativa agilidad con la que la Diputación tramita su parte de la ronda urbana, al Sur de la ciudad, entre O Marco y San Mauro. Con un presupuesto de 2,4 millones de euros, se ultima la adjudicación de la redacción del proyecto.

La Variante de Alba se ha convertido en una necesidad no ya por mejorar la red viaria de la zona, sino para evitar un problema constante en la PO-225, punto donde han sido frecuentes los accidentes de camiones por el gálibo del puente bajo la linea del AVE. El último de estos accidentes se registró a finales de marzo. La denominación oficial del proyecto es "conexión norte de Pontevedra: PO-531-N-550" para diseñar "una alternativa a la PO-225". La actuación, cuando finalmente se ejecute, se llevará a cabo a lo largo de 850 metros y, según insistió en su día la Xunta, complementaría la mejora de la capacidad de la PO-531, entre Pontevedra y Curro. Sin embargo, esta segunda actuación también permanece en un cajón desde hace años por la falta de presupuesto, una carencia que también afecta a la propia Variante de Alba, lo que hace temer que ambas actuaciones aún acumulan más años de retraso. De hecho, la reciente decisión de la Xunta de proceder a un amplio asfaltado de la PO-531 acrecienta esos temores, pese a que este vial recibe más de 17.000 vehículos al día, 1.800 de ellos, pesados. Un problema parecido se registra en la PO-542, entre O Pino y Bora, donde se desdobló el tramo de Marcón pero no está prevista su continuidad y también se apuesta por el asfaltado del trazado actual.

La Variante de Alba, por discurrir por núcleos más poblados ha sido objeto de especial atención por parte de los técnicos, según detalla la Xunta, cuya idea inicial apuntaba a diseñar "un tramo de nuevo trazado, con característica de vías de altas prestaciones que contará con dos calzadas con dos carriles cada una, separadas por una mediada de dos metros".