Según relata Jesús Ferro Ruibal, para el pueblo llano, el nombre de Lucia deriva de "Lux"; "Lucis" o sea "Luz", y le ponían su nombre a los nacidos de día. No en vano es la patrona de los oculistas y la abogada de las enfermedades de la vista.

Cuenta la leyenda que una vez condenada por cristiana, entre los siglos III y IV, Santa Lucía de Siracusa se arrancó ella misma los ojos por amor a Cristo. Según el citado investigador, en la medicina popular existe el rito de coger diez granos de trigo, ponerlos en agua, y después coger dos granos; uno de ellos se tira al suelo y con el otro se hacían tres cruces para a continuación tirarlo también al suelo. Existía la creencia que con este rito se curaban las cataratas.

La leyenda que la santa vivió en España, concretamente en el lugar donde hoy se encuentra la capilla de Santa Lucía de la catedral de Barcelona, (la más antigua y hermosa con este nombre) pero como tantas otras noticias referidas a los santos, es pura especulación.

Es ya tradicional que cuando en esta capilla se da la bendición, se diga, "Santa Lucía te conserve la vista y la claridad", aludiendo no solo al hecho de la visión, sino también "a la luz interior y a la intuición espiritual".

Aunque no demasiado extendida en Galicia, es la patrona de cinco municipios y titular de cuatro parroquias.

También Vilagarcía quiso honrar a la santa y para ello edificó una pequeña capilla, que cuanto menos ya existía a principios del siglo XVII, y que en las memorias que el canónigo y cardenal de Santiago, Gerónimo del Hoyo publicó el año 1607, ya habla de esta capilla como una "ermita perteneciente" a la feligresía de Santa Baya o Eulalia de Arealonga, "que es vocación de Sancta Lucía; dícense en ella tres misas cada semana porque está dotada". La primera referencia a esta capilla en los archivos parroquiales de Santa Eulalia de Vilagarcía, datan del año 1625, gracias a la cual sabemos que el fundador y primer patrono de la capilla fue "Juan y Alberto de Villalustre", y aunque se habla de otro patrono se refiere al mismo como "el hijo del fundador".

También en otro apunte del mismo archivo parroquial de 1660 queda anotado que está situada "fuera del edificio de la iglesia, en el arenal, fuera de la villa", que podría muy bien estar localizada de forma aproximada, casi al final de la calle que hoy conocemos como "Alcalde Rey Daviña".

El historiador Fermín Bouza Brey la situaba, "en la calle inmediata a las extinguidas oficinas del "The West Galicia", llamado hoy travesía de Colón", y el diccionario Madoz en su edición de 1834 dice que estaba "en la parte de norte de Vilagarcía a la salida del pueblo camino de Carril, ya por esa época con nuevas edificaciones, por el aumento de las mismas a partir de la Guerra de la Independencia".

Gracias a una visita por orden del obispo que realizó el año 1715, sabemos igualmente como era esta capilla:

Los patronos de la capilla debieron ser siempre pertenecientes a la familia Villalustre ya que a principios del siglo XVIII se alude como patrono a un tal "Calixto de Villalustre, situada extramuros", o sea fuera de la villa, "con obligación de tres misas rezadas cada semana, que se dicen por el capellán o capellanes que nombrase y erigiese dicho patrono; de dos misas cantadas por el rector de dicha villa (el párroco de Santa Eulalia de Arealonga) la una el día de San Antonio y la otra el día de Santa Lucía", o sea el 13 de diciembre.

Prueba de la efectividad de las visitas de los representantes del arzobispo, es que en la misma fecha que relata las obligaciones de los capellanes, dice claramente que no se cumplieron con regularidad dichas obligaciones: "Su Ilma. Se halla informada por dicho rector patrono y unas personas timoratas el que dicho lizenciado Ferro (el capellán de la capilla) no ha dicho las tres misas en lo referido a la ermita como estaba gravemente obligado desde algunas a esta parte, manda Su. M. el que en el caso de proseguir con ellas las digan en dicha ermita, cumpliendo con las obligaciones del testador y ordeno acerlo".

Debió haber cierta dejadez por parte de sus patronos, ya que en el año 1725 se habla ya de que "estará arruinando", y como mientras tanto el nuevo patrono era Joseph de Ozores de Cambados, éste es requerido para que enterrase las viejas imágenes completamente deterioradas, "y pusiera otras nuevas, adornase el altar y arreglase las paredes" amenazándolo con prohibir que se celebrase en la misma "el Santo Sacrificio de la Misa".

Con todo, el arzobispado no consiguió que se fuese arruinando la ermita y de que se incumpliesen las obligaciones de los patronos en lo referente a las misas, ya que casi a finales del siglo XVIII, en 1791 se informa al nuevo patrono, Pedro Briones, de su dejadez en cuando a las misas, y se le amenaza, "por lo que no lo haciendo en un mes, se embarguen las rentas y subsista hasta que ponga ornato decente, ara y además ponga la plata al cáliz por tenerlo de metal y dore por dentro la copa y patena".

Nada impidió la lenta desaparición de la capilla de Santa Lucia, como ocurrió con la mayoría de las situadas extramuros de Vilagarcía y de la mayoría de las villas gallegas, de tal modo que hacia el año 1820 se habla de que "está situada en el arenal con solo las paredes y tejado", por lo que el visitador del arzobispo, dejaba en manos del párroco de Santa Eulalia de Arealonga la celebración de una misa anual, pero ya en el templo de Santa Eulalia, dejando totalmente suspensa cualquier actividad eclesiástica en la arruinada capilla de Santa Eulalia.